Uno de los primeros artículos que escribí en el blog fue acerca del trabajo estando embarazada, "Estoy embarazada, no enferma", ya que es un tema que me afecta bastante porque mi ya ex empresa decidió no renovarme mi contrato expresamente "por estar embarazada", alegando que no estaban dispuestos a asumir las complicaciones que se derivaran de esta situación.
El caso es que tras determinadas prácticas en los contratos temporales que venía acarreando terminaron en solo 2 meses de paro, ninguna opción a subsidio por desempleo ni, encima, prestación por maternidad (ya que esta solo se concede a las madres que trabajan o cobran algún tipo de subsidio. Al resto, si cobras cero te ayudan cero).
Por fortuna, en estos meses de embarazo he estado perfectamente, con plena capacidad para trabajar y estar al pie del cañón de forma normal por lo que seguí mi búsqueda activa de empleo como si tal cosa. Conseguí dos entrevistas, que en estos tiempos y encima con barriga, es toda una proeza. Independientemente de la decisión que tomen estas empresas, creo que haber tenido estas oportunidades es del todo positivo.
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Hasta hace poco pensaba en trabajo y embarazo; pero ahora el asunto cambia, ahora pienso en trabajo y crianza, familia. He leído a muchas multimadres hablando de este asunto y lo estresante que supone compaginar vida familiar y laboral teniendo múltiples. La mayoría de las recomendaciones que recibo son "dedícate a tu familia que ya tendrás tiempo de trabajar". Pero, ¿y qué pasa con la economía doméstica? Yo estoy, o estaba, ya no lo sé, decidida a ponerme a trabajar en cuanto pudiera, aunque tuviera que cederle mi baja a mi marido, todo por conseguir una estabilidad que nos permita salir adelante sin que el resto de familiares estén pendientes y preocupados por nuestras necesidades.
Y ahora la pregunta es, si surge esa oportunidad, ¿merecerá la pena dejar la crianza exclusiva de Chip y Chop por trabajo y un bienestar económico? O ¿podríamos organizarnos solo con el sueldo de mi marido e invertir mi tiempo en los niños? Ana, de Cuando Pares a Pares hablaba recientemente de algo similar en el blog, y eso me hizo pensar aún más en el asunto.
Me parece un tema bastante complicado y que no deja de rondarme la cabeza, ya que ambos caminos son igual de importantes en esta situación. Lo que no quiero es arrepentirme de la decisión que tome: si trabajo porque dejé de lado mi casa, si no lo hago porque nos hace falta un impulso económico; si trabajo porque quise abarcar demasiado, si no trabajo porque me aislé en casa y quedé "fuera" de mercado; si...
En definitiva, vamos a ir viendo cómo se desarrollan las cosas y tomaremos las decisiones en función de lo que nos vayamos encontrando. De momento, vamos a por el próximo objetivo: tener entre nosotros a Chip y Chop.