domingo, 29 de diciembre de 2013

Música para Chip y Chop

Hay algo que me he tomado casi en serio durante el embarazo, y es eso de cantarles la misma canción a Chip y Chop todos los días, por eso que cuentan de que es importante que reconozcan tu voz (aunque ya te oyen a diario), y que es un estímulo relajante que les ayudará cuando nazcan. 

Sea como fuere, cierto o no, la verdad es que a mí me gusta mucho cantar y contar cuentos, así que he decidido seguir el "experimento" y cada día les canto una canción infantil que me gusta mucho, por la melodía y porque tiene un mensaje positivo. Ya os contaré si es cierto que, cuando nazcan y se la cante de nuevo, tienen alguna reacción particular. Algunos piensan que estoy loca, pero a mí qué.

Es el Barquito de cáscara de nuez, de Miliki. "...Y si viene negra tempestad, ¡reír, y remar y cantar!"



jueves, 26 de diciembre de 2013

Algunos miedos que me asaltan

32 semanas. Tengo que admitir que empiezo a tener ciertas preocupaciones. Como sabéis, estoy teniendo mucha suerte en el desarrollo del embarazo y no he tenido ninguna complicación ni problema especial en estos meses. Lo único que podría destacar ahora es el dolor de huesos de la cadera y pelvis que, como muy bien me describía una compañera de las clases maternales, es lo más parecido a "haber estado montando a caballo durante horas monte a través". Salvo esto y algo de carga en la espalda, no tengo más que añadir, al menos a nivel físico. 

En el plano psicológico estoy relativamente tranquila, pero desde hace unos días me noto más obsesionada con la que se avecina y tengo que esforzarme más para relativizar y estar tranquila en diferentes aspectos:

El parto

Después de leer muchos artículos y preguntar opiniones casi todo parece indicar que me va a tocar cesárea. Leo que no siempre es así, que se puede tener un parto vaginal aunque sean mellizos, otros me dicen que es más segura la cesárea y que no es ninguna "aberración" este tipo de parto... Total, que estoy confusa y preocupada. Actualmente, Chip está colocada en transversal, muy acomodada ella a lo ancho, y Chop ya está en cefálica. Mi ginecóloga, que sí tiene experiencia en múltiples, me comenta que es muy improbable que haya algún cambio en las posiciones debido a la falta de espacio a estas alturas, aunque no hay nada 100% descartable. Si no hay modificaciones, quirófano seguro. Y me da miedo. Al principio me daba un poco igual porque entendía que todo sería por mi bien y el de los niños, pero ahora empiezo a tener dudas y a sentirme extraña de pensar en no poder tener un parto "normal"; es como una "decepción". Mi parte racional admite que no pasa nada, pero la emocional me da pellizquitos con este asunto. 

El prepapá y familia

Quedan pocas semanas para el Gran Cambio en la vida del Prepapá y la mía y, como digo, procuro meditar y planificar en la medida de lo posible para que luego no todo sea caos y destrucción. En este sentido, intento aprender y comprender los que serán nuestros nuevos roles, ser positiva y no generar preocupaciones. No pretendo ser superwoman, pero sí quiero transmitir una imagen de calma y control (que luego ya veremos, jeje), para que los demás sientan que todo va a ir bien. Seguramente me esté equivocando y que la realidad superará las expectativas, pero es algo que mi mente me pide a gritos: que mi entorno esté feliz y sereno, a pesar de las dificultades que se avecinan. Juntos podemos.

Mi barriga con Chip y Chop a las 31 semanas. Foto del Prepapá.

La recuperación y el cuerpo

Todo lleva su tiempo, y estar embarazada es lo que tiene: que te cambia el cuerpo por todas partes. Yo pensaba al principio que este punto no me preocuparía y asumiría la gordura, la celulitis y la cara hinchada tan naturalmente, pero llevo unas semanas algo más negativa de lo normal en este punto. Supongo que son percepciones, claro está, pero a veces se me "olvida" que estoy embarzada y lo que me siento es gorda como un rinoceronte. Mi entorno me dice que no tengo tanta barriga y que me ven muy bien (claro, qué me van a decir), pero eso es algo que se lleva por dentro. La duda es, ¿qué pasará después del parto? ¿Cómo será la recuperación? Sé que nunca seré la de antes, pero tengo ese puntito de miedo a quedar desbaratada del todo. Lo bueno, por decirlo de algún modo, es que no soy una persona naturalmente delgada, por lo que verme con kilos de más es una costumbre en mi vida y esto será menos traumático que para las mujeres más delgadas, a las que les cuesta más asumir algún kilito de más. 

Encontrar trabajo tras el parto

En estas semanas ya se hace muy complicado esto de buscar trabajo (y encontrarlo, claro), pero yo no quiero tirar la toalla con este asunto. Mi miedo es no poder reincorporarme a la vida laboral y encontrar puertas cerradas. Pero este es un tema pendiente que tengo para otro post, continuación de aquel que escribí sobre los derechos de las mujeres trabajadoras durante el embarazo.

¡Seguimos adelante!

sábado, 14 de diciembre de 2013

5 cosas que nunca pensé que me pasarían estando embarazada

Cuantas más semanas van pasando y echo la vista atrás, más me sorprendo de todo lo que estoy viviendo con el embarazo. Muchas cosas son simplemente minucias, pero hoy pensaba en ellas y me ha hecho gracia darme cuenta de estas 5 cosas que jamás pensé que me pasarían cuando me quedara embarazada.

1. Asco a beber agua

Al principio del embarazo leía compulsivamente síntomas y cosas que me pasarían: que si náuseas horribles, crecimiento y más crecimiento del pecho (¡yo ya me imaginaba de un día para otro como Yola!), agudización del olfato, asco a según qué comidas o hambre voraz, sueño irremediable... Y yo nada. Al menos nada significativo. El pecho crece sí, pero no descomunalmente; ¿sueño? ¡Ja! ¡Ojalá!; ¿hambre? Nada. Náuseas... sí, pero hasta que descubrí que me las provocaban las vitaminas dichosas tipo Ginenatal, Gestagyn, etc. Pero sí había algo que me llamaba la atención: no me entraba el agua. Imposible beberme los 2 litros de rigor. Me ayudé poniéndole un poquito de limón y bebiendo a sorbitos, o variando el tipo de líquido porque no había manera. Sin embargo, desde hace dos o tres semanas me bebo hasta el agua de los floreros. ¡Qué sed!

2. Pelitos en la tripa

Algo impensable para mí. ¿Pelos? ¡¿En la tripa!? Pues sí. Bueno, no es que sean pelos negros y recios, pero sí una pelusilla inquietante alrededor del ombligo que me ha dejado perpleja. Yo tengo poco vello en general, y rubio, por lo que verme pelitos que salen por aquí y por allá es, cuanto menos, desconcertante. Según me comenta la ginecóloga es debido a las hormonas (ya estamos, las hormonas, siempre las hormonas para todo), y después del embarazo se caen. Lo veremos.

3. ¡Roncar como un león!

El mito se ha roto. La que ronca ahora soy yo.
En general tengo mal dormir y ahora con el embarazo peor porque me hago pis a cada momento, o me duelen los huesos y tengo que moverme más que los precios. La cosa es que yo nunca he roncado (o al menos eso dicen), y yo me sentía como una linda princesita en el mundo de los sueños cada noche, aunque sea a ratos, hasta que el otro día me despierto pero por las risas del prepapá. ¿Qué pasa aquí? ¿A qué vienen esas risas? ¡Son las 4 am! ¿Qué puede ser tan gracioso a estas horas? Mis ronquidos. Según el prepapá me he convertido en una bestia feroz por las noches que amenaza terriblemente a cualquier intruso, una guardiana implacable de sueños. El crecimiento del útero que comprime todo para arriba o para donde quepa, y el aumento de las mucosas tienen la culpa. 

4. Que estaría tan tranquila

Momentos de felicidad
Ya lo he comentado en casi todos los posts, pero es que es verdad. Yo me imaginaba en una super nube y rodeada de mil flores de colores, como Heidi, con una alegría exultante y excitante, preparando todo como en las películas. Y no es así. Estoy feliz, pero voy tomando consciencia de lo que se avecina poco a poco, con mucha paz y mucha calma. Ya sabéis, cada cosa en su momento. He ido consiguiendo las cositas que he creído importantes poco a poco, comparando precios, consultando opiniones, y la mayoría gracias a la ayuda de los amigos que ya tienen hijos. Muchas, cosas que ni imaginaba que se podrían necesitar. Pero de este asunto hablaré en otro post, de todo el consumismo que se mueve en torno a los niños. 

5. ¡Que me dirían que eran dos!

No podía faltar este punto. Hablas con tu pareja, comenzáis a pensar en la vida de otra manera y, un día, decidís poneros manos a la obra, a buscar UN bebé. Hacéis cuentas, planificas más o menos tu espacio, y una mañana de sábado te encuentras la noticia del test. Repites a los pocos días para confirmar. Que sí, que estás embarazada. ¿Y ahora qué? Pues nada, al médico unas semanas después: de momento hay saco embrionario. Una mañana te levantas manchando y vas a urgencias sola porque el prepapá está en el trabajo y no quieres preocupar a nadie, esperando la mala noticia que sabes que es muy posible que se produzca. Te hacen una eco. Miras de reojo el monitor y adivinas dos bultos negros con unas alubias blancas dentro. Destierras cualquier pensamiento sospechoso al respecto. Es la primera eco que ves, al fin y al cabo, y... El médico te suelta un "tranquila, está todo en orden. Escucha el latido del primero..." ¡¿Primero?! ¡¿Qué primero!? "Y aquí tienes el latido del segundo... Estás embarazada de mellizos". ¡Un momento! ¿¡Qué segundo!? ¡¿De qué me está hablando usted tan temprano!? Shock, risa compulsiva, incredulidad... Y ahora vas y lo cascas a la familia, así a pelo. Pero de esto también hablaré en otro post, de las increíbles reacciones de mi entorno al conocer la noticia.

miércoles, 11 de diciembre de 2013

Embarazada de emociones

Que durante el embarazo las mujeres sufrimos un vaivén continuo de emociones no es nada nuevo. Pero, sinceramente, de momento (y son ya 30 semanas) no me siento identificada con la mayoría de las opiniones y comentarios que leo o que recibo sobre este asunto.

No sé si tendré las hormonas bien ataditas y controladas, o que mi "karma" está muy en su sitio, pero ni siento esa euforia que algunas dicen sentir y que las películas se empeñan en hacernos creer que son parte de la vida normal, ni tengo ansiedad, ni desasosiego, ni nada por el estilo que se salga de mis parámetros de antes del embarazo. Desde que me enteré de la buena nueva me siento tranquila y en paz, y así deseo seguir. No puedo negar que a veces tengo bajones y algunos miedos, pero son esporádicos (o yo los siento así) y vienen más producidos por cuestiones prácticas y económicas que por el embarazo en sí.

Espinete y Don Pimpón
Leo algunos artículos sobre emociones y embarazo, sobre psicología durante la gestación y el postparto, la vuelta a casa y lo que te cambia la vida, cómo cambian los roles de la mujer (sigues siendo hija, hermana, amiga, pareja... pero ahora, además, eres madre. Y deberás ser también psicóloga y muchos esperarán a una superwoman). Y he de reconocer que me siento incapaz de asumir tanta información sencillamente porque no la identifico y no la asumo. ¡Aún me cuesta creer que llevo dos personitas en mi barriga! Siento sus movimientos a diario, me veo cada vez más parecida a Don Pimpón (pero sin tirantes ni gorro de paja), me cuesta dormir... pero en lo más profundo de mí no soy capaz de asimilar o entender qué pasa. Algunas amigas me preguntan qué siento sabiendo que estoy creando dos vidas y no voy a ser hipócrita. Todo el mundo espera que digas ¡cuánta felicidad! ¡Qué alegría! ¡Sí, mucha ilusión! ¡Qué nervios! Y no es del todo así... de momento. ¿Que estoy contenta? Pues claro. ¿Que es una maravilla el misterio de la vida? Evidentemente. ¿Que es emocionante verles en las ecografías y escuchar sus corazones? Sin duda. Pero no es ese sentimiento de caminar sobre un arcoiris derrochando purpurina por tus poros. Suelo poner un ejemplo para definir mis sensaciones: es como cuando te dicen algo así como "el universo está compuesto por millones de millones de galaxias que a su vez están formadas por cien mil trillones de estrellas", o "tal estrella está a 23 mil años luz de la tierra...". Tu mente recoge el concepto y entiende que es un dato equivalente a "muchísimo", pero es imposible comprender al 100% la magnitud de lo que te están explicando. No puedes asimilarlo, te desborda, te supera. Pues así me siento yo. 

Ahora mismo me siento perfectamente preparada para tirar del carro, con la que se avecina. A lo mejor es un espejismo que mi mente está construyendo y que luego chocará con la realidad, igual son expectativas que luego se desmoronarán como un castillo de naipes... Sinceramente, no lo sé. Sólo sé que me encuentro en paz para afrontar esta nueva etapa de mi vida y que presumo que será maravillosa.

miércoles, 4 de diciembre de 2013

Cómo elegimos nuestro carro gemelar

Para ser padres hay que hacer varios doctorados. Yo era de las que al principio creía que no era necesario tanto trasto y ver tantas cosas, pero me equivoqué. Sobre todo al saber que son dos, te cambian todos los esquemas y los consejos de los más cercanos se deshacen como papel mojado. Nacen nuevos conceptos y necesitas estudiar otras fórmulas para ser más prácticos y ahorradores. 

Uno de estos asuntos y el que más esfuerzo requiere es elegir el carrito que usarás para los peques. Surgen dudas, comparas precvios, ves tantos modelos y ofertas... ¿Y ahora qué? Pues paciencia y San Google. Sin duda, para nosotros la pista definitiva para entender el concepto y diferencias entre los carritos gemelares nos lo dio el gran artículo de referencia de Tot-a-Lot, "Las 6 claves para elegir un carrito gemelar". Ellos detallan perfectamente las dudas que van a ir surgiendo en el proceso de elección del carro, y con sus ideas nos ayudaron muchísimo a darnos cuenta de ciertos detalles y características para ir descartando las opciones que menos nos interesaban. Así, con ese cribado llegamos a una conclusión: necesitábamos un carro en paralelo, estrecho y con ruedas grandes.

Finalmente nuestra decisión fue el Mountain Buggy Duet, un modelo sobrio y práctico por varios motivos, y creo que no nos hemos equivocado, aunque aún no podemos hablar de la práctica :). 

Mountain Buggy Duet Chilli

Características que nos ayudaron a decidirnos:

  • Este carro gemelar está considerado el más estrecho del mercado en su categoría, ya que mide solo 63 cm de ancho, lo que te permitirá pasar por la mayoría de puertas y ascensores. 
  • Su peso. Un carrito gemelar pesa más que uno simple, eso es evidente, pero este no es de los más pesados, ni mucho menos: 15'5 kg. 
  • Aguanta hasta 36 kg de peso, por lo que nos puede acompañar hasta los 4 años de edad, más o menos.
  • Las ruedas: ya hemos comentado que buscábamos un carro con ruedas grandes porque de esta manera, al aumentar la superficie de rodamiento, consigues mayor facilidad de movimientos y amortiguación, lo que se traduce en menor vibración para los niños y más estabilidad. 
  • Los asientos son fácilmente desmontables y lavables. Además, se reclinan completamente y de forma independiente. 
  • Las capotas son grandes y bajan mucho. 
  • Se puede configurar de muchas maneras: capazo y silla, silla y bolsa para llevar solo a un peque, dos capazos, dos huevitos...
  • Tiene un único mango, no dos asas, lo que facilita mucho su manejabilidad. 
  • En el mercado hay varios complementos interesantes, como malla protectora de sol, la cesta para convertirlo en individual, plástico de lluvia, bolsa para guardar el carro plegado (por ejemplo, para un viaje en avión), etc.


Como todo tiene sus defectos, esos detalles que hacen que para ti, no sea perfecto del todo:

  • Nos gustaría que el reposapiés se pudiera subir, y en este caso es fijo. 
  • Aunque el plegado es sencillo, siempre queda una estructura voluminosa. 
  • Si te decides por comprar huevitos, necesitarás unos adaptadores especiales. 
  • Hay que tener buen cuidado de las ruedas, porque no están exentas de pinchazos. ¡Hay que hacerse con un juego de parches! :)
Por otro lado está el desembolso que cada uno pueda hacer en este sentido. Hay muchas marcas con grandes prestaciones, pero desde nuestro punto de vista son algo caras y no cumplían con los requisitos que necesitábamos. En cuanto al precio del carro es variable, dependiendo de dónde queráis comprarlo. Podéis encontrarlo por internet desde unos 547€ (sin capazos), o en tiendas especializadas que trabajen con la marca. Sobre los capazos, el precio estándar de cada uno ronda los 170 €, aunque seguro que hay ofertas por la compra de los dos juntos. Por cierto, no os olvidéis de sondear el mercado de segunda mano porque hay opciones más que interesantes, sobre todo si los primeros dueños han sido cuidadosos y tienen el producto bien mantenido y en buenas condiciones.

Otros enlaces que os pueden servir de ayuda en este campo son las experiencias de Ana y Elena, de Cuando Pares a Pares:


Al final esta decisión es como todo, cuestión de gustos y presupuesto. Cuando podamos usarlo ya os iremos contando qué nos ha parecido y las ventajas o inconvenientes que le vayamos encontrando. Hasta entonces, ¡mucha suerte en vuestra elección!

lunes, 2 de diciembre de 2013

El reto: interpretando las ecografías

Cada vez que pasamos por el ginecólogo durante el embarazo nos llevamos alguna fotito de la ecografía que nos han realizado para comprobar que todo está en orden. Y luego toca mirar, remirar, darle la vuelta, acercarla, alejarla... No digamos durante la consulta, en la que todo va más rápido y encima tienen que ver a dos bebés. 

El día de la noticia... ¡Son dos! Eco de 7 semanas
- "¿Esa es la niña? :D"
-"No, es la nuca del niño con los pies de la niña por debajo"
-"Ahhh...."
-"Mira... esto... esto de aquí es la pierna doblada hacia la barbilla..."
-"Ahhh... ¿esto negro de aquí, dices?"
-"Nooo.... esa es la manita vista en diagonal desde atrás"
-"¿La del niño? :D"
-"No... la de la niña que apunta hacia el cordón"
-"Ahhh... sí, vale... ya veo...ya veo..."


Y no, no ves. ¿Quién no se ha visto en un diálogo similar mirando las ecografías? Sinceramente, por mucho que se empeñe en explicarme lo que ve, parece que la ginecóloga y yo vivimos en planteas diferentes. Sí es cierto que a veces se reconocen las figuras muy fácilmente, pero durante el examen no hay quien descifre qué están viendo ellos y que tú no logras ordenar en tu mente. O es que yo soy muy torpe, que lo soy. 

Chip a las 20 semanas
Chop a las 20 semanas










 
En el caso de los embarazos múltiples las ecografías son más frecuentes que en los simples, por lo que al final te vas familiarizando poco a poco con las manchas negras y blancas que aparecen y desaparecen. Peeeero... cuando ya le tienes el truquillo medio cogido, has logrado identificar la posición de Chip y la de Chop y crees que lo tienes claro, ellos van y crecen y cambian de posición. Ahora ya no verás un mini bebé entero, -bueno, dos- sino fotos de partes sueltas que debes identificar con lo que te dicen porque ya no caben enteros en la imagen. Hoy hemos tenido la sesión de las 29 semanas (con esta creo que van ya 6 ecografías), y aunque Chop no se ha dejado ver en la foto claramente porque se movía más que los precios, al menos nos hemos llevado una sonrisita de Chip mirando a la cámara con todoel descaro. Eso sí, ahora os toca interpretarla a vosotros, porque tengo amigos que están empeñados en que ahí solo ven un elefante.

Chip sonriendo en eco de 29 semanas
Os deseo mucha suerte en la interpretación de vuestras ecografías y, sobre todo, ¡que las disfrutéis!