miércoles, 26 de noviembre de 2014

La canastilla de mis ojos

Uno de los quebraderos de cabeza que supone el embarazo en general y el gemelar por partida doble, es qué demonios llevarnos al hospital. Gisela me preguntaba por mi experiencia y aquí os la cuento por si sirve de ayuda.
Honestamente, fue algo que no me importó mucho, salvo por una ligera obsesión con el tema de la ropa interior. Honestamente, creo que para la canastilla menos es más, es decir, que llevemos lo básico e imprescindible. Tiene tambien mucho que ver con nuestro carácter, si somos más perfeccionistas o prácticas. Yo me incluyo en el segundo grupo y aunque llevé un poquito de maquillaje y ungüentos varios, al final no los usé.
En mi caso di a luz en un hospital público y apenas necesité cuatro cosas contadas. Os haré una lista de lo que llevé y lo que no sirvió de nada.
- 3 bodis y dos pijamas por niño: error. En el hospital nos daban bodis y hacía mucho calor para pijamas. Pero claro, si te encanta tener a los niños impecables a cada momento, eso ya es otra cuestión. Pero te pasas el día cambiando pañales, con las enfermeras haciendo pruebas y poniendo y quitando ropa, por lo que espreferible ahorrarse trabajo. 
- La puesta de calle: esto sí. Yo en mi caso llevé dos peleles gorditos porque nacieron en febrero y nos dieron el alta por la noche!
- Pañales y toallitas: te dan todo lo necsario y para que te lleves a casa. No cargues innecesariamente.
- Colonias, peines y cremas: acaban de nacer, disfruta de su olor a vida y su piel nueva.
- Gorros, manoplas y calcetines: llévate al menos un par de cada. Esto sí que fue útil. Las manoplas se caen cada minutos, pero es cierto que los niños se arañan la cara constantemente y las manoplas les ayudan a protegerse. Los gorritos son básicos, recién nacidos deben guardar bien el calor de las cabecitas, y los calcetines porque los pies se enfrían rápido.
- Camisón y bata: pues según seas de coqueta y práctica. Yo llevé uno que nunca usé porque estaba medio día desnuda con el ginecólogo, enfermeras, matrona... en el hospital te dan el clásico camisón abierto, pero es muy práctico a la par que espantoso, y como se mancha bastante, pues mira, te lo van cambiando. En mi caso no salí de la habitación, pero si lo vas a hacer, quizá la bata sea buena opción.
- Zapatillas cómodas: imprescindibles. Y anchas. Yo llevé Crocs y estaba tan hinchada que no podia ponérmelos.
- Neceser: allí no dan jabones, así que lleva lo básico para darte una ducha. No tendrás tiempo de mucho más.
- Ropa interior: yo opté por comprar un pack de bragas grandes de algodón, baratas para casi usar y tirar. Las desechables eran un espanto, y las de algodón te salen hasta más baratas.
- Ropa para salir del hospital: yo usé la misma con la que entré. Eso sí, los pantalones iban bien holgaditos.
Cojín de lactancia: si vas a optar por lactancia materna y tienes cojín de lactancia, te vendrá de maravilla. Yo no me lo llevé y estuve esos días de ñapas con toallas, sábanas y ayuda de las enfermeras para darme un buen soporte para Chip y Chop, porque quise darles pecho a la vez desde el principio, y fue un gran acierto. No es tan complicado, solo requiere de un poquito de ayuda para colocarlos al principio y vigilar su posición de succión. Este tema da para mucho, y seguro que en breve escribiré algo más sobre ello. 

¡Y creo que ya está! Al fin y al cabo van a ser pocos días y mucho jaleo. Cuanto menos historias cargues, menos tendrás que recoger, ¡y tu pareja también! Cuenta  con que te llegarán regalos, flores, dos bebés... y luego hay que llevarlo todo a casa. :)

En resumen, no hagas por complicarte la vida, ¡sé práctica!

¿Cuál fue vuestra experiencia?

viernes, 31 de octubre de 2014

Entre cólicos y dientes

Que me cuenten lo que quieran, pero no puede ser que cada vez que los niños lloran un poquito de más sea por dos motivos: hasta los 3 meses, los cólicos. Y desde entonces, los dientes. 

Vamos a ver... ¿es posible que les duelan los dientes durante 5 meses? Pues yo lo dudo mucho. Habrán tenido algún día, no te digo que no, pero eso de que cada vez que chupan algún juguete es "porque están con los dientes"... no sé yo. Y lo mismo pasa con los cólicos, en los que no creo, por cierto. 

Este, por la edad está aún con los cólicos
Leí recientemente un artículo de Mi Pediatra Online acerca de este tema, precisamente, y estoy completamente de acuerdo con él. Estoy convencida de que simplemente se trata de un conjunto de incomodidades que tiene el lactante recién "estrenado" en este mundo y que no sabemos identificar y atender en el orden e importancia que requiere, así que lo "fácil" es decir que son cólicos, achacarlo todo a dolores de tripa y a pasar el calvario como mejor se pueda. Lo cierto es que es complejo atinar con qué necesita el bebé en ese preciso instante en el que llora desesperado y nada de lo que hagamos le calma. ¿Frío, afecto, hambre otra vez -sí, otra vez-, pañal -sí, otra vez-, calor, ruido? Yo cada día tengo más claro que esos episodios de llanto inexplicable eran "simplemente" necesidades mal atendidas. 

Por otro lado, una vez que han pasado los terribles cólicos, entramos en la época de "uyyy... este niño está con los dientes". Unas cuantas babas de más y unos mordiscos a cualquier objeto que pase por sus manos son indicio claro e inequívoco -da igual la edad- de que le van a salir los dientes de forma inminente. Y nosotros llevamos así más de 4 meses, esperando los dientecitos que no quieren brotar, según la sabiduría popular. :)  Yo no soy pediatra, ni psicóloga infantil, ni experta en nada, pero entiendo que los bebés, en sus fases de descubrimiento tienen esta etapa oral en la que todo tiene que pasar por la boca, pero no porque le duelan necesariamente las encías.

A los que estáis con bebés por debajo del año, ¿en qué fase os encontráis? ¿Cólicos o dientes? Y a los que tenéis más experiencia, ¿os ha pasado lo mismo?

martes, 28 de octubre de 2014

Estrés: gemelar, personal, físico, y emocional

Podría empezar el artículo con la canción esa de "cómo han pasado los años...", porque hace un siglo que no escribo por aquí. No pensé que me desinflaría tan pronto en el mundo bloguero pero, sinceramente, no doy más de mí. 

En todo este tiempo me he acordado infinitamente de aquel post que escribió Ana de Cuando Pares a Pares hablando sobre el estrés gemelar. Así es como me siento. Puro estrés. Me encontraba mucho más despierta y funcional recién parida y pensaba que si esa era la peor parte, el resto lo tenía chupao

Pero claro, las emociones saltan a la palestra cuando menos te lo esperas. Esto no es llegar y besar el santo: tal me sucede, tal cual reacciono, no. La emoción pura llega cuando menos te lo esperas y, en mi caso, está llegando ahora, alimentada muy vívamente por el cansancio físico. Chip y Chop cada vez necesitan más atención pero no siempre puedo dársela como creo que merecen o necesitan. En general no me puedo quejar, son muy buenos y juegan solitos y tranquilos los dos juntos en el parque, pero hay veces que me reclaman y no alcanzo a todo, ni a todos. Muy pocos entienden -de verdad- que cada niño es un mundo, y que no por ser mellizos y haber nacido al tiempo tienen las mismas necesidades, ni los mismos horarios, ni el mismo carácter.

Una de las cuestiones que generan este horrible estrés es abarcar demasiado. Me identifico  mucho con el post de Ana, en el que dice que siempre ha sido muy vital, como yo. Creo que soy una persona fuerte y con paciencia y coraje suficiente para tirar del carro lo que sea necesario, pero últimamente me fallan las fuerzas, y me falla la cabeza, y estoy despistada y lenta. Y eso me preocupa. 

Muchos me recuerdan constantemente lo de "que el mucho abarca, poco aprieta", y yo me empeño cabezona en seguir haciendo esfuerzos que no sé ahora si realmente van a compensar o estoy perdiendo el tiempo. Ahora estoy dedicando tiempo a la famosa "reinserción laboral", y a la no menos popular "conciliación laboral y familiar", y trabajo desde casa para varios proyectos que me permitan sacar la cabeza y desahogar el panorama en casa. Pero noto que se me gastan las pilas y todo se me hace cuesta arriba, y yo erre que erre. Me he dado un margen hasta final de año para tomar decisiones, pero no sé si lograré cumplir este objetivo. 

Necesito descansar. Solo un poquito, y sé que veré las cosas de otra forma. No quiero dejar de intentar estar en el mercado laboral, no quiero dejar el blog, no quiero dejar de jugar con Chip y Chop, no quiero dejar la lactancia, no quiero prescindir de mi familia, no quiero distanciarme de mi pareja. Y tengo miedo. 

Pero no me voy a rendir, y sé que todo saldrá adelante, como viene pasando todo este tiempo. Siempre hay un respiro, un nuevo paso que dar, y una sonrisa para continuar. 

martes, 19 de agosto de 2014

No soy una súper mamá

No, no soy una súper mamá. Ni una súper mujer. Ni una súper hija ni una súper amiga, ni siquiera una súper pareja. No me pinto los labios a dirario, ni tengo unas pestañas espesas, largas y curvadas, tengo celulitis, el pecho demasiado grande debido a la lactancia, la tripa flácida, no tengo la tez de terciopelo y no uso BB Cream ni maquillaje. Alguna vez me salen espinillas, llevo un piercing en la nariz, tengo alguna mancha en la cara y no me hago la manicura francesa. No suelo pintarme las uñas de los pies ni usar tacones o minifaldas y, lo confieso, tampoco voy excelentemente depilada siempre. 
A veces tengo mal carácter, pierdo los nervios o no me apetece sonreír todo el tiempo. Muchas veces, aunque no lo creáis, tampoco tengo nada que decir. Además, lloro con frecuencia. Y me cuesta concentrarme a la hora de leer un libro. 

No siempre atiendo a Chip y Chop a la primera y los dejo llorar un rato, hay días en los que no me apetece dar besos y, otros, improviso la comida. No llamo a mis amigos con frecuencia y en ocasiones ignoro el whatsapp. Me preocupo en exceso por el trabajo (el poco que tengo y el que debería llegar) y me gusta tener la razón. 

Imagen del blog de La Mirada de Casiopea
No, no soy una súper mamá, ni una súper mujer. No llevo a los bebés vestidos de punta en blanco, no les pongo colonia a diario y no plancho la ropa. De hecho, cuando me hago una foto con ellos no aparece difuminada ni con resplandor. Porque no, no soy una súper mujer de esas que nos dicen que debemos ser. Las mejores esposas y amantes, las mejores y más divertidas amigas y confidentes, delgadas, esbeltas, que cuidan su línea y su tránsito intestinal con cereales y yogures, que jamás envejecerán ni tendrán las caderas anchas, ni canas o arrugas, que aprovechan las rebajas y siempre van a la última y hacen la compra diaria en el mercado. De esas mujeres sofisticadas que triunfan en su trabajo (que tampoco les falta), que organizan su vida con agendas y precisión, que visten impecablemente un traje con zapatos de salón y un precioso maletín con el portátil o, mejor, con el IPad. De esas que llegan a casa y hacen una cena ligera y a tiempo para todos, y que acuestan a sus bebés con un suave besito y se quedan a charlar con su pareja en el sofá mientras beben plácidamente una copa de un buen vino y escuchan jazz. Y hacen barbacoas los fines de semana.

No, yo no soy de esas, por mucho que pretendan que lo sea. Me dedico a mis hijos con todo el amor del mundo, con toda la paciencia que puedo, con toda la atención que creo necesaria. Y procuro ser amable y cariñosa, divertida y sonriente aunque no todos los días lo consiga y aunque el cansancio me ponga un dedito en la cabeza y me aplaste como un muñeco de plastilina. Intento pasear a diario a pesar de los dolores de espalda y la falta de tiempo y respirar aire puro y centrarme en el paisaje, en el olor a paja mojada por la tormenta, y a pino, y a vaca. Me esfuerzo por seguir presente en el mundo laboral, por encontrar rendijas para progresar, por aportar a la economía familiar. Y lucho por entender todos los cambios y adaptarme al día a día, la mayoría de las veces con todo éxito pero, otras muchas, con gran tesón y contando hasta 10. 

Así que siento mucho la decepción, pero no, no soy una súper mujer, ni una súper mamá, ni siquiera súper hija o súper amiga. Soy una simple mujer adaptándose a una nueva vida llena de altibajos que, por fortuna, enriquecen el maravilloso proceso de la vida.

miércoles, 6 de agosto de 2014

Ay, Morfeo, Morfeo

Morfeo, Morfeo, ¿dónde estás, que no te veo? Eso digo una y otra vez cada noche. Angustiada, preocupada por el sueño de Chip y Chop y por el nuestro, sintiéndome culpable por no hacer "lo que debería hacer" para que duerman... Y, sinceramente, es que nos falta información. Estamos bombardeados con mil historias y recursos sobre lactancia, comida, paseos, higiene... pero el sueño es ese gran desconocido, ese tremendo temido para el que pocos encuentran respuesta directa e infalible.

He leído mil historias sobre el sueño en los bebés, métodos que no comparto en absoluto (Estivill) y otros más ambiguos que merecen más mi atención pero que me parecen igual de insuficientes (Rosa Jové). ¿Por qué? Porque todos hablan de cómo dormir a UN BEBÉ. Creo que para las madres de múltiples es pan comido, pero, ¿y cuándo hay que dormir a DOS (o más) BEBÉS al tiempo? ¡Ajá! ¡He ahí la cuestión! Morfeo, gran cobarde donde los haya, huye despavorido como alma que lleva el diablo, que con él no va la cosa.
Imagen del blog www.mamarrie.com
Estamos bombardeados con consejos de todo tipo sobre cómo hacer para que los niños duerman, pero lo que hay que entender, primero de todo, es que cada niño es un mundo, evoluciona de manera diferente y tiene necesidades diferentes lo que, multiplicado por dos, configura el más complejo de los pasatiempos. Chip y Chop tienen ya 6 meses, momento en el que todos nos dicen que ya deberían dormir solos en su cuna y del tirón. Si no es así, es que estamos criando gremlins. Como defiende Rosa Jové en el libro Dormir sin lágrimas, en el que explica el desarrollo neurlógico del sueño desde un punto de vista científico y directo, la diferencia está en leer una frase como "a los 6 meses un bebé debería...", de "a los 6 meses un bebé es capaz de...", lo que no significa que tenga que hacerlo necesariamente.

Desde que nacieron los mellizos han dormido juntos en la misma cuna por cuestiones prácticas y de espacio, hasta que llegó el día en que Chop, la niña, empezó a dormir 7 horas seguidas y Chip, el niño, aún pedía teta, por lo que lo pasaba conmigo a la cama y santas pascuas. Todos dormíamos hasta la siguiente toma. Peeeeeero, Chop empezó a no querer dormirse y a convertir en imposible la hora del sueño. ¡Quería estar con su hermano! En la cuna ya no cabían, y separados no dormían... Pues colecho que te crió, sin pudor, con cariño, y hasta un punto divertido. La cosa medio ha funcionado, salvo porque los despertares que empiezan a tener ya no son necesariamente de hambre y se espabilan el uno al otro, así que el circo está garantizado. Aquí empiezan a alzarse voces en contra de nuestro método, porque no están en su cuarto y cada uno en su cuna, y que no duermen del tirón porque tienen hambre, que la teta no les sirve y blablabla. Ya, va a ser eso. De esto hablaré en breve, de mi opinión sobre la lactancia y de las opiniones de los demás, que dan para mucho.

Llevamos unos días poniéndolos a dormir las siestas en sus cunas, y medio aguantan. Peeeeeero, ¿cómo llegamos a eso? ¿Cómo conseguir que se duerman solos, sin llorar? ¡Y a la vez! En realidad,  ellos no tienen problema para dormirse: un poco de teta a duo y listo, fritos. El problema viene cuando hay que pasarlos a la cuna o moverlos semi dormidos, porque abren los ojos de par en par y ya no hay forma de dormirlos medio pronto. Puedo hacerlo de forma independiente en brazos y caen en una media hora como mucho pero, mientras, el otro llora desconsoladamente y consigue acabar muy excitado, crisparme los nervios y despertar al hermano que medio duerme, por lo que el proceso se alarga hasta el infinito.

Cuando los pongo en el carro tardo apenas 10 minutos en dormir a los dos, pero entiendo que ese no es el método que debemos seguir, sino aprender nosotros alguna técnica para enseñarles a dormir tranquilos en sus cunas. Debo añadir que, en general, estoy sola en el turno de baño y cena, así que debo desarrollar una paciencia infinitesimal.

Siguiendo varios consejos sobre cómo conseguir que un bebé duerma sin llorar, me gusta especialmente la explicación de Jesús Garrido, Mi Pediatra On line, que nos cuenta cómo ofrecer un ritual de sueño alternativo a los bebés para que no dependan de tus brazos, o de ti en general para dormirse, sino aportarles herramientas para su independencia a la hora de conciliar el sueño. Otro cantar es lo que tardarán en despertarse de nuevo.

En definitiva, comprendo que el sueño no depende tanto de factores externos, aunque influyen,  (rutinas, alimentación como ocas, temperatura, luz o textura de las sábanas), como del desarrollo neurológico propio de cada bebé, que madura a su ritmo. La clave es entender este punto (que no es nada fácil) y no desatender las necesidades emocionales de los bebés. Afectividad y disciplina no tienen por qué estar necesariamente en bandos opuestos, como creen muchos. Mientras tanto, que alguien me explique, por favor, cómo hacerme con algunas dosis extra de paciencia, porque ando en la reserva.

lunes, 7 de julio de 2014

La música que amansa a las fieras

Que la música amansa a las fieras es algo más que un dicho popular. Durante el embarazo me empeñé en cantarles a diario a Chip y Chop la misma canción y así hacer un experimento de campo y comprobar si la reconocerían cuando nacieran. Elegí el Barquito de cáscara de nuez de Miliki, y así os lo contaba en esta entrada
Pues bien, unos meses después puedo confirmar que funciona. Aparte de reírse cuando les canto, ayer hubo un terrible episodio de llantos y gritos a dúo sin explicación alguna, in crescendo y sin consuelo. Y en el fragor de la batalla me puse a cantar la canción de marras que provocó un completo silencio y alguna sonrisa que parecía una broma después de la que había montada en casa.
Imagen de filomusica.com
Así que puedo concluir que cantarles una canción desde que están en la tripa es sembrar para el futuro y asegurarse una herramienta de paz en caso de emergencia. Eso sí, para dormirles no funciona porque se ríen, para eso tengo otros recursos igualmente infalibles que os contaré en breve.
 

jueves, 3 de julio de 2014

El recuerdo imborrable de ti

Estos días me doy cuenta de que hay muchos detalles del embarazo y parto de Chip y Chop que se me están olvidando y es que la memoria es selectiva y al final esboza un borrador de los acontecimientos quedándose con los cuatro conceptos básicos que, entiendo, son los que más te han marcado emocionalmente. Pero hay tantos aspectos que no me gustaría olvidar que  me esfuerzo continuamente en hacer repasos mentales a cada momento vivido tratando de interiorizar cada segundo y cada detalle... como aquellos osados movimientos en la tripa, y el olor a vida templada cuando te parí y que aún sigo percibiendo cuando te beso, la suavidad de la planta de tus pies, el remolino juguetón de tu pelo rubio, tu sonrisa pícara y el tierno puchero, el hipnótico sonido de tu respiración cuando duermes y te observo abstraida (pasaría horas así), las manitas pequeñas cogiéndose entre vosotros mientras coméis y tu mirada limpia cuando me miras con inocencia y tanta pureza; tus orejitas de terciopelo y la boquita de piñón; y la música de tu risa, esa armonía de las pequeñas carcajadas que aprendes cuando jugamos a que te dejes dar mil besos mientras te aprieto contra mi pecho para que no te vayas nunca; y no me quiero olvidar del tacto de tu espalda y las roscas de tus piernas gorditas, ni de tu tímido hoyuelo en la mejilla derecha como papá. Y quiero recordar también tus pies apoyados en la barra del coche de paseo, contemplando el mundo, ni de tu forma de morderte el labio de abajo, o de colocarte serena de lado para dormir mientras papá te mima, ni esas patadas graciosas y espontáneas para destaparte a toda costa. Y ojalá no olvide nunca el botón de tu nariz ni la alegría de chapotear en la bañera como el más emocionante de los momentos, ni esas primeras caricias involuntarias investigando mi cara, ni la luz de tu alegría al oírme cantar la canción del barquito o tu cara de paz con el arrorró. Ni cuando cogiste los juguetes por primera vez o aprendiste a girar en la cuna y levantabas la cabeza torpemente esforzándote por crecer; y esas pedorretas simpáticas que te salen al intentar hablar, ni el calor de tu cuerpo cuando te duermes en mi regazo sin miedo. Por favor, que no me olvide nunca de tu cálido olor a nuevo y, tú, ojalá puedas recordar algo de esto cuando seas mayor y no te olvides de que te quiero. De que os quiero.

lunes, 30 de junio de 2014

Una de efectos secundarios con mellizos

Pues sí. Tengo muchas cosas buenas que contar, experiencias excepcionales e inimaginables, ideas que me rondan la cabeza cuando estoy con Chip y Chop, pero de vez en cuando además de cal, hay arena.

Hoy quiero hablaros de los "efectos secundarios" de tener mellizos. Que el cansancio es una constante, eso no hay ni qué decirlo, pero es cierto que se va llevando medio en condiciones. Para mí, lo peor son los achaques que van surgiendo sumados a algunos que quedaron del parto. Leo por ahí que hasta un año o año y pico después del parto no estás recolocada, así que no voy a perder la esperanza.

- Dolor de espalda: en todas sus acepciones, centímetros y formas.
  • Aún tengo un dolor residual de los pinchazos de la epidural que se notan sobre todo al agacharme o estar tumabada boca arriba. Siento como si tuviera un cardenal en las vértebras.
  • Contracturas: creo que todas. Cervicales, dorsales, lumbares... Toda mi espalda es una contractura en sí, lo que provoca que el poco descanso que tengo sea complicado e incómodo. Consejo: mucho ojo con la postura a la hora de dar el pecho, porque no le damos mucha importancia y al final pasa factura, y antes de lo que pensamos.
- Tendinitis en las muñecas: andar cogiendo y dejando a los peques me tiene las manos doloridas y las muñecas abiertas, y el dolor se está extendiendo al codo.
- Los huesos: no sé qué pasa, pero la cadera está hecha cisco, casi como en la recta final del embarazo, que no podía dormir tranquila de la presión que sentía en los huesos. Muchos me dicen que es porque están recolocándose... Será eso, no sé. 
- Caída del pelo: impresionante. De buenas a primeras empieza a caerse el pelo que me hace plantearme cuál es la media de cabellos en la cabeza de un humano, porque a estas alturas debería estar calva. Lo gracioso es que no sé la causa porque como bien, dieta equilibrada, etcétera, etcétera. 

Hace unos días fui al médico alertada por esta decadencia y su repsuesta fue "hija, qué quieres, son dos". Y me recetó hierro y a casita.

Así visto parece el final de mi existencia, pero más o menos se sobrelleva, sobre todo cuando en mitad de una toma, con el cuello retorcido, Chop girándose sola en el otro lado de la cama (¿cómo ha llegado allí?), y habiendo dormido apenas dos horas, te devuelven esas preciosas sonrisas y un aguuu que te hace olvidarte de todo.

martes, 10 de junio de 2014

Sencilla reflexión nocturna

Pasan algunos minutos de las 4 am y más dormida que despierta inicio un nuevo turno de teta para los niños. Hace mucho calor o, al menos, yo tengo mucho calor. La falta de sueño es, sin duda, lo más duro de ser madre, porque el cansancio lo mella todo, se oxida el ánimo y las fuerzas se diluyen, la visión se vuelve gris y tormentosa, y el estrés acaba campando a sus anchas por tu mente, que se confunde. Pero despertarse hoy a estas horas sin apenas haber dormido previamente otras dos, tiene una grata recompensa. Sentir a mis dos hijos conmigo, a estos dos personajes evolucionar, crecer y ser amamantados. Qué experiencia tan bella y completa la de amamantar a un hijo... Y a dos.... Les observo con la mente perdida imaginando lo que recorre sus cabezas, cómo serán, cómo sonreirán, sus manías y dificultades, la textura de su pelo y el brillo definitivo de sus ojos... Aquí y ahora dormitan en en mi regazo mientras sacian su hambre y su sed gracias a mi pecho. Los alimento y consuelo. Con sus manitas rodean mis pechos y hacen presión o simplemente se relajan, sus naricitas apoyan delicadamente en mi piel oliendo a protección y paz... Los abrazo a cada uno por un costado, les beso la frente, acaricio suavemente sus orejitas y les susurro cuánto les quiero, que aunque no me entiendan aún, mamá está aquí ya para siempre. Y Carlos se inquieta chupando con fuerza y abriendo sus manitas, y Nayra sigue su pequeño ritmo tranquilo... Y suspiran, y les oigo tragar y descansar... Y soy incapaz de comprender plenamente  qué siento... Paz o amor o dicha u orgullo o todo junto... Y cansancio que me impide expresar todo lo que mi sangre grita. Ahora están relajados, saciados, y pequeños hilos de leche les corren por la comisura... Sueñan... Y no puedo captar este instante sumamente bello porque la oscuridad es nuestra cómplice. Es protectora de este momento íntimo, ellos y yo, mamá que creó y portó y alumbró vida, ahora alimenta con amor y leche, un vínculo que espero que siga vivo en mi corazón. Lucho contra el calor y el sueño porque no quiero perderme ni un minuto de lo que sucede. Y entiendo que todo esta en orden. Acaricio sus piernecitas que cuelgan a cada uno de mis lados, les beso la frente... Quiero dejarlos en su cunita para que sigan creando dulces sueños y poder descansar un poco, pero estoy hipnotizada con sus respiraciones, con sus caricias involuntarias... Y sé que en un ratito volverá a cobrar vida este maravilloso instante, entonces flanqueado por dos flamantes sonrisas cuando despierte, cuando asome a su cuna y me den esos buenos días que sólo un bebé sabe ofrecer a su madre. Llega el momento de darles sus "tres besitos de dormir" y dejarles soñando y creciendo en amor. Y yo de intentar descansar para que el ánimo y la alegría sigan colonizando mi cuerpo y mi mente, para seguir con atención estos bellos y efímeros instantes. El papá duerme tranquilo... Los bebés comienzan a soñar... Y yo soy cómplice única y público de lujo de cada noche, en silencio; una función de un único espectador privilegiado que vela por sus descansos. Puede que en breve haya llanto en la cuna, pero esa es ya otra función.

jueves, 29 de mayo de 2014

De cómo lidiar con las clásicas preguntas cuando paseas con mellizos

Sin duda, nada nuevo para las multimadres. Cuando tienes múltiples hay una extraña fuerza externa que se acopla en tu cara o en tu cabeza y debe tener forma de cartel luminoso que rezará algo así como "pasen y vean", porque es imposible salir a la calle sin que te paren 4, 6 o 10 personas cada día a hacer observaciones sobre el carro, los mellizos, tu figura después del parto, etc.

¡Llevo meliizos, oiga! ¡Mellizos!
Hay días en los que estás de buen humor, te paras, sonríes con ellos, contestas educadamente a sus preguntas... pero hay días en los que no estás tan sociable, sobre todo si llevas taitantas noches sin dormir ni una hora seguida, sigues con la terrible tortícolis de hace tres días, tienes la espalda como si te hubiera arrollado un camión de 15 mil toneladas después de haber caído varias veces por unas escaleras, y alguno de los mellizos (o ambos) comienzan a llorar porque YA tienen hambre (entonces estás perdida del todo porque te miran FIJO). Comentando esto con mi querida amiga L en un momento de alto estrés social, me sugirió irónicamente que hiciera unos cientos de fichas con las "Preguntas frecuentes" sobre los mellizos y los fuera repartiendo durante el paseo.

lunes, 26 de mayo de 2014

El tratamiento de la tortícolis congénita de Chip

Como ya os he contado en varios artículos, Chip nació con tortícolis congénita. Se trata de una lesión del esternocleidomastoideo que puede producrise por varias razones. En concreto, Chip por una mala posición en el útero que le impidió crecer con el cuello "estirado", además de una rotura de fibras en el parto por el uso de los fórceps. Ambos factores unidos han hecho que Chip tenga el esternocleido derecho acortado, lo que le obligaba a tener la cabeza girada siempre hacia un mismo lado. Esta lesión le impedía mamar correctamente al principio y a sufrir bastante en las tomas, que se hacían imposibles. 

A pesar de lo aparatoso de la lesión, tiene relativa fácil solución con unos ejercicios de rehabilitación para estirar el músculo y mucha, mucha constancia. Los casos más graves o con mala evolución, pueden ser tratados con cirugía, pero siempre es mejor evitarla ya que existen otros tratamientos más adecuados, ya que tratada a tiempo tiene un pronóstico excelente en los primeros 6 meses y hasta el año.

Gracias a unos amigos rehabilitadores y fisioterapeutas especializados en el tratamiento de bebés, he podido aprender estos ejercicios y hacerlos yo en casa varias veces al día, con lo que la recuperación de Chip está siendo muy buena y rápida. Las razones de por qué Chip no está siendo tratado por profesionales de la Sanidad Pública, las podéis encontrar en este otro artículo acerca de la supuesta Libre Elección Sanitaria de la Comunidad de Madrid.

Ejercicio 1: con el bebé boca arriba, se sujeta el cuerpo por el hombro contrario a la lesión, y con la otra mano se acompaña la cara hacia el lado de la lesión. Chip tiene el acortamiento en el esternocleido derecho, lo que le impide girar la cabeza hacia ese lado, e inclinarla hacia el hombro izquierdo.

 
Ejercicio 2: uno de los ejercicios recomendados es poner al bebé boca abajo todas las veces que podamos para ayudarle a fortalecer los músculos del cuello y espalda. Para hacer este estiramiento, partimos de esa posición y, apoyando nuestro brazo derecho a lo largo de su espalda, le acompañamos la cabeza girándola hacia el lado de la lesión. 


Ejercicio 3: como decía, el otro movimiento complicado es la inclinación de la cabeza hacia el hombro izquierdo. Para estirar el músculo, colocamos al bebé boca arriba, sujetándolo por el hombro izquierdo. Con la mano derecha cogemos su cabeza desde la base y la inclinamos hacia el lado izquierdo, intentando que la oreja toque el hombro.

 Ejercicio 4: para terminar, completamos los estiramientos de inclinación sentándonos en una silla y sujetando al bebé con su espalda contra nuestro vientre. Sujetamos al bebé por el hombro derecho y acompañamos la cabeza hacia abajo, notando cómo se estira el músculo. En el vídeo se ve una línea roja en el cuello, correspondiente al pliegue generado por la mala postura del cuello en el útero. Con los ejercicios, esa línea debería ir desapareciendo.


Estos son los ejercicios que hago con Chip dos veces al día, en sesiones de 10 repeticiones cada uno, aunque pueden hacerse tres o cuatro veces. Ten en cuenta que esta es solo mi experiencia, y que, evidentemente, siempre hay que consultar estas técnicas con un médico especialista que haga las recomendaciones orpotunas para cada caso.

¿Conoces algún caso cercano de tortícolis congénita y cómo ha sido tratada?

viernes, 23 de mayo de 2014

Comparativa de pañales

Uno de los temas estrella cuando estás preparando las cosas de los bebés es decidirte por los mejores pañales. Hay muchas comparativas en internet, aunque la referencia es aquel estudio que publicó la OCU en el que daba el "número 1" en calidad-precio a los de Lidl. Después de mucho leer sobre este tema, la conclución es sencilla: todo dependerá de cada bebé, ya que no todos coincidimos en las mismas opiniones. Yo me quiero sumar a estas comparativas ofreciendo mi experiencia, por si puede servir de ayuda. 

Hemos podido probar hasta 7 marcas de pañales, entre regalos y consejos, y este es el ranking que marcamos:

martes, 20 de mayo de 2014

Un regalo de Hero Baby para las multimadres

Hace unas semanas os hacía referencia al artículo que Cuando Pares a Pares publicaba acerca de las ayudas que algunas marcas ofrecían a las recientes multifamilias, enviándoles algunos regalos de bienvenida. 

Os hablé de los regalos que me hizo llegar Suavinex (biberones, chupetes y toallitas), y que seguía intentando contactar con Hero.

Poco después conseguí hacerles llegar la documentación y en apenas unos días recibí en mi domicilio una gran caja con productos de Hero Baby para que podamos probarlos, y no quería pasar la oportunidad de agradecerles el envío, sin duda bastante generoso. 

 Por un lado hemos recibido artículos de uso cotidiano:
  • Dos platos con cuchara
  • Dos pipos
  • Un set de dos tarrinas para llevar la comida fuera de casa
  • Dos chupetes anatómicos con funda
  • Un tarro dosficador 
Productos en bonitos colores

 Por otrolado, una gama de productos de alimentación:
  • Una caja de papilla multicereales tostados y espelta
  • Una lata de leche de continuación Nutrasense 2
  • Dos tarritos de la gama Cocina Mediterránea (paella con verduritas tiernas y pollo)
  • Dos tarritos de Hero Baby Recetas (lentejas con verduritas)
  • Dos tarritos de Hero Baby Fruta (manzana y plátano)
  • Dos tarritos de Hero Baby Noches (verduras con pescadilla la crema)
  • Dos tarritos de Hero Baby Merienda (naranja, plátano y galletas maría)
  • Dos tarritos de Hero Baby Postres (yogufruta y multifrutas)
Productos de alimentación incluidos en el lote de regalo
Sin duda es beneficioso para estas empresas dar a conocer sus productos, pero también es cierto que, como usuarios, es bueno probarlos antes de decidirnos por la compra de una marca determinada, por lo que desde aquí les agradezco el detalle de ofrecernos este amplio muestrario que, además, es una gran ayuda hoy en día para muchas familias.

viernes, 16 de mayo de 2014

¿Libre elección sanitaria?

Estoy más que indignada. Llevaba días queriendo hacer esta denuncia pública acerca del sistema de salud madrileño. 

Como muchos sabéis, Carlos nació con tortícolis congénita, algo muy frecuente en los partos múltiples, debido a una mala posición en el útero y con el agravante del uso de fórceps en el parto, lo que le produjo, además, un desgarro de fibras en el esternocleido derecho. Al principio estábamos muy asustados al ver al niño con el cuello torcido y que lloraba de impotencia al no poder moverse con soltura y cogerse al pecho con naturalidad. Pero, por suerte, es una dolencia que tiene fácil remedio: con estiramientos desde el principio y mucha constancia, el cuello se coloca en su sitio en unos meses y santas pascuas. El problema viene cuando estos ejercicios no se comienzan a tiempo, ya que podríamos acabar con el niño en el quirófano. Vale, "un pequeño cortecito y arreglado", me dicen, pero, ¿qué necesidad hay de meter al niño tan pequeño en un quirófano existiendo otras alternativas?


Pues eso, para todos
Me dieron cita para que le viera el médico rehabilitador ¡a finales de noviembre! es decir, cuando el niño tuviera 9 meses. De ahí, habría que esperar a que nos dieran cita con los fisios, con lo que la lista de espera nos llevaría hasta más del año. ¿Y todo un año con el niño con el cuello torcido? No es solo el cuello torcido, es que esta demora afectaría también a la visión o al oido al no tener centrado su eje. Lo grave de esta situación no es la lista de espera, que también lo es, sino el problema de la "supuesta" Libre Elección Sanitaria. En teoría, "La Comunidad de Madrid ha puesto a disposición de los ciudadanos la posibilidad de poder elegir médico de Familia, pediatra y profesional de Enfermería de Atención Primaria, así como hospital y médico Especialista en Atención Especializada". Y esto se cumple parcialmente.

El hospital que me corresponde por área es el Puerta de Hierro, pero se da la circunstancia de que no tienen servicio de rehabilitación infantil, por lo que la cita que tenía solicitada era en balde. De esto me enteré en una visita rutinaria y por casualidad, porque si no, me hubiera encontrado la papeleta en noviembre. Los únicos hospitales que cubrían esta especialidad son el Hospital de La Paz y el de Niño Jesús, me confirman. Pues muy bien, solicitemos la cita en La Paz y todo arreglado. Pues no. Resulta que esta especialidad no entra en el plan de Libre Elección Santaria y como ambos hospitales quedan fuera de mi área, no puedo solicitar la revisión del niño en un hospital público madrileño. ¡Toma del frasco, Carrasco! ¿Y esto no es discriminación? ¿Si viviéramos en el área de cualquiera de los dos hospitales mi hijo sí sería atendido, pero por vivir en otra área sanitaria no? ¿De qué va esto?

Lo único que me dicen desde el Centro de Citas de la CAM es que lo haga yo. Que lo único que pueden hacer es facilitarme el número de teléfono de los hospitales y que llame yo para intentar gestionar una cita. Me parece más que indignante que me respondan en semejantes términos, porque ¿quién soy yo a nivel particular, sino una madre que llama a la centralita de un hospital para explicar que "verá, mi hijo tiene tortícolis congénita y me dieron una cita y..."? Si existe un Centro de Citas que coordina estos asuntos, ¿por qué no lo resuelven ellos? ¿Por qué tengo yo que iniciar un proceso sola cuando existen herramientas que usan a diario para gestionar la salud de los madrileños? 

Obviamente tendré que llamar y explicar mi caso, no se me caen los anillos ni es lo que verdaderamente me importa pero, si no está disponible la especialidad por libre elección, ¿qué cambia que vaya yo a título personal? Yo sigo viviendo donde vivo, y las especialidades siguen siendo las que son, ¿no? Para ellos la solución sería esperar a que nada resulte, que sea tarde para la rehabilitación de mi hijo y tener que abrir un proceso de cirugía que, total, "un pequeño cortecito y arreglado". Pues esto es discriminación, y desde luego no es una Sanidad Pública ni de Todos ni para TODOS, porque mi hijo no es atendido de su dolencia, además tramitada como urgente por mi pediatra. 

En definitiva, solo me queda recurrir a la Sanidad Privada mientras consigo poner una reclamación a la CAM. Y eso es lo que me fastidia, porque es lo que buscan, que veamos lo mal que funciona todo y vayamos "huyendo" a los seguros privados y los paguemos de nuestro bolsillo. Los que puedan. Sigamos con el repago. Es que no hay derecho.

martes, 13 de mayo de 2014

En-Red-Dos: Permiso de lactancia... para padres

En-Red-Dos: Permiso de lactancia... para padres: Lo mío no tiene perdón. Abrir un blog para contar experiencias y dejarlo a medias no es de recibo. Me propuse tener unos horarios (¡ilusa d...

Permiso de lactancia... para padres

Lo mío no tiene perdón. Abrir un blog para contar experiencias y dejarlo a medias no es de recibo. Me propuse tener unos horarios (¡ilusa de mí!) y una lista de temas sobre los que ir escribiendo cada semana pero... 

El caso es que he encontrado unas décimas de segundo libres para hablaros acerca del permiso de lactancia. Hasta hace pocos meses, el permiso de lactancia se podía difrutar únicamente por la madre en frecuencias de una hora al día hasta los 9 meses, con la posibilidad de emplear dos medias horas a lo largo de la jornada laboral, o acumular las horas completas y disfrutar el permiso del tirón. Esta opción se amplió a los padres, ¡pero solo para funcionarios! La buena noticia es que desde septiembre del año pasado cualquier padre puede solicitar el permiso de lactancia (sea natural o artifical), independientemente de si la madre trabaja por cuenta ajena o no

Podría verse como un pequeño paso hacia la igualdad porque se da la opción al padre de estar más cerca de sus hijos e implicarse igualmente en el proceso de crianza, aunque a todas luces es un tiempo insuficiente, y no impone a la madre el cuidado exclusivo de los hijos sin la ayuda del padre. Además, en el caso de las mujeres desempleadas, abre una puerta muy importante a poder tener más tiempo para la búsqueda de empleo, formación, o disfrutar del tiempo libre, que también es más que necesario. Se trata de un permiso retribuido que se iniciaría justo después del fin de la baja por maternidad en un tiempo proporcional al número de hijos. En mi caso, mi baja maternal es de 18 semanas y el permiso de lactancia sería de 26 días. 

Se trata de un permiso relativamente "nuevo", por lo que el porcentaje de solicitudes por parte de los padres es bastante bajo, muchas veces motivado por la negativa de la empresa a concederlo o bien por el miedo que este espantoso tiempo de crisis nos hace tener ante cualquier derecho que nos haga sospechar de un tambaleo de nuestro puesto de trabajo. No obstante, si la empresa despidiera al padre por el hecho de solicitar este permiso, el despido sería considerado nulo por vulnerar los derechos fundamentales. 

Os dejo por aquí un enlace al Instituto de la Mujer donde dan respuesta a las preguntas frecuentes sobre el permiso de lactancia. 

En vuestro caso, ¿conocíais este permiso? ¿Lo habéis solicitado? ¿Qué os parece esta opción para las familias de múltiples?

lunes, 31 de marzo de 2014

El desconcierto de las crisis de crecimiento

En estos casi dos meses de lactancia con Chip y Chop estoy aprendiendo mucho y adquiriendo práctica y manejo de dos bebés a la vez, algo que al principio se me hacía un mundo inalcanzable e imposible. Como siempre digo, de momento no está siendo el león tan fiero como lo pintaban, aunque sí que es duro y muy cansado.
El asunto está en que una vez que le has pillado el truquillo a eso de dar de mamar a la vez a dos criaturas hambrientas y, muchas veces, desesperadas, te encuentras un día en el que parece que nunca es suficiente. No hay forma de despegarlos del pecho,  lloran a cada momento inexplicablemente, están enfadados, irritados, no se duermen... ¡Solo sirve el pecho! Y así tres o cuatro días.  ¿Qué puede pasarles?  Compruebas mil veces los pañales, lo achacas a los gases, crees que son cólicos, te planteas si están enfermos, los miras y remiras... pero nada funciona excepto el pecho y tú. ¿Un cólico de 4 días?  No puede ser... Y la duda sobre tu capacidad para amamantarlos crece y  crece hasta el punto de querer darte por vencida. Pero los biberones tampoco sacian esa ansiedad a dúo. Sí, estamos ante el típico cuadro de un "brote o crisis de crecimiento", unos momentos en el desarrollo de los bebés que se produce por un desfase entre la demanda y la producción de leche de tu pecho en ese momento y que suele darse a los 17-20 días,  a las 7 semanas y a los 3 meses.
Es cierto que en uno de mis primeros post establecí como norma de oro no consultar foros de Internet,  pero hay ocasiones en las que toda información es poca. Ahí fue donde encontré la respuesta a este extraño comportamiento de Chip y Chop y que ya había vivido unas semanas antes, pero atribuyendo el caos a los cólicos. 
En la página de  Alba Lactancia Materna viene perfectamente explicado este fenómeno además de  algunos consejos para superarlo. No dejéis de leerlo porque es muy instructivo y ayuda mucho a no tirar la toalla.
En mi caso ha sido agotador, porque aunque creas tener la respuesta, nunca estás segura de si estás haciendo lo correcto o algo se te está pasando por alto. Y si algo caracteriza a estos brotes de crecimiento es el cansancio por tener a dos personajillos llorando ininterrumpidamente varios días y pegados a ti. Mi único consejo es tener paciencia y constancia porque de pronto se vuelve a la normalidad, si es que hay algo normal cuando se cría a dos bebés al tiempo. 


viernes, 14 de marzo de 2014

Un regalo de Suavinex

Ser multipadres requiere de grandes esfuerzos, y el económico es uno muy importante. Por eso toda ayuda es muy bienvenida. Hace unos dias leía en el blog de Ana y Elena, Cuando Pares a Pares, que algunas empresas dan ayudas por partos múltiples. Podéis ver esta información en su artículo actualizado a 2014

Yo me use en contacto tanto con Hero como con Suavinex, y solo he obtenido respuesta de esta última. Con Hero no consigo contactar, pero seguiré intentándolo.

El hecho es que tras enviar un email con copia del libro de familia, Suavinex me ha enviado un pequeño y práctico lote para Chip y Chop: dos paquetes de toallitas, cuatro chupetes y dos biberones. Desde aquí les quiero agradecer el detalle y apoyo a los multipadres.

Lote de productos
Biberones con tetina anticólico y tetina con distintos flujos

Dos chupetes para cada uno, con dos tipos de tetinas: fisiológica y anatómica

Dos paquetes de toallitas con aloe vera y camomila
 A las nuevas multimadres, animaos y solicitad esta pequeña ayuda, que un regalito siempre es de agradecer. 

miércoles, 5 de marzo de 2014

Las 5 claves del fracaso en la lactancia materna múltiple (o no)

Siempre hablamos de las claves para conseguir tal o cual cosa, los consejos que debemos seguir y las pautas que nos ayudarán a triunfar y a conseguir un objetivo concreto. En este caso, yo quiero darle un poco la vuelta a la tortilla y abandonar mi natural visión positiva de la vida para hablar de los aspectos que harán fracasar una lactancia materna con múltiples.

1. Falta de información: creo que en esto coincidiremos muchas madres. A pesar de estar concienciada y haber hecho un máster durante el embarazo para saber cómo instaurar la lactancia materna en múltiples, siempre te faltará algo que saber y la gracia está en aplicar luego la teoría a la práctica. Y para esto influye el punto número 2. No obstante, no cejo en mi empeño.

2. Motivación. La teoría es perfecta, la sabes de memoria, parece que funciona pero... ¡tus hijos no la conocen! A pesar de seguir las instrucciones y añadir una pizquita de tu instinto (no todo es matemática), a cada uno de tus hijos les puede suceder cualquier cosa. En mi caso, Carlos tiene el problemita de la tortícolis congénita que le dificulta girar bien la cabeza y aguantar en "formación" durante toda la toma, por lo que se cansa antes que su hermana y se desespera al no poder comer lo que quisiera. Dar a los dos al tiempo está genial, si ambos se quedaran bien enganchados, y de momento es complicado porque son muy pequeñitos. No obstante, no cejo en mi empeño.


3. Paciencia. Intrínsecamente unida al punto 2, y al amor. Puedes estar muy motivada, tener las ideas muy claras, pero armarse de paciencia cada vez que toca comer a dos bebés es un gran reto. Al principio es fácil, pero el cansancio, los llantos de hambre desesperada mientras les ayudas a engancharse y que no se suelten, y los dolores de espalda, entre otros, van haciendo mella y la paciencia se va mermando. ¿Cuánto tiempo lograré seguir con la lactancia? El que pueda. No obstante, no cejo en mi empeño. 

4. El entorno. Tremendo punto este. El bombardeo de pros y contras al que una se ve sometida por varios flancos es increíble. Por un lado sabes que lo mejor para tus hijos es que tomen leche materna, pero es absolutamente imprescindible que te comprendan y respeten tus decisiones, sean las que sean. Recibes "presiones" de los profesionales por no abandonar la lactancia aunque pases las 24 h sin moverte ni para hacer pis, pero uno de los niños coge menos peso del previsto y te sugieren un suplemento de biberón. Te sientes culpable por no "saber" darle de mamar correctamente, pero no depende exclusivamente de ti. Le ayudas con el biberón, pero se va acostumbrando a no esforzarse para comer y el pecho se va quedando atrás, mientras que el otro sigue con su alimentación exclusiva tan ricamente. ¿Uno sí, y otro no? No quiero. Pero ves que el niño llora y se desespera, no puedes atender correctamente a la hermana, y con el biberón se calma. Tu entorno te dice que es mejor así, que de esa forma puedes acortar las tomas porque cada uno se encarga de un niño, y te animan a que te saques leche. Es decir, quieren que ahorres tiempo, que descanses, pero te ponen a sacarte leche después de dar la toma. ¿En qué quedamos? ¡Que la tome directamente del pecho! Te sientes confusa, cansada, y se te acaba la paciencia con tanta información contradictoria. Y las famosas frases de "qué agobio verte...", "con un biberón se soluciona"... Bueno, que se agobien ellos, ¿no? Pues no obstante, no cejo en mi empeño y sigo dando de mamar a ambos... hasta donde puedo.

ACTUALIZACIÓN - me olvidé del punto 5, precisamente por falta de él :o)

5. El tiempo. Todo el mundo me decía que cuando tuviera hijos todo cambiaría en horarios, y he de decir que de forma algo soberbia pensaba que no podía ser tan difícil. Y sí lo es. La clave no está en "tener tiempo" para dar de mamar, sino en comprender y asumir que el tiempo ya no será igual, que tu concepto del tiempo será radicalmente diferente y pasará de agobiarte a importarte más bien poco. En mi caso ya no concibo igual, por ejemplo, dos minutos. Dos simples minutos pueden parecer poco a simple vista, pero con Chip y Chop por casa dos minutos pueden ser eternos y darte tiempo a hacer mil cosas, ya que pones el modo "speed" para resolver lo antes posible antes del próximo llanto. Y para dar de mamar a dos pequeñajos que están aprendiendo a vivir necesitas tiempo, el que sea, todo el del mundo o el que estés dispuesta a ofrecerles.

Conclusión: que la lactancia, exclusiva o no, es un hecho romántico pero muy dura, aunque compensa verlos crecer sabiendo que les estás dando lo mejor, lo que más necesitan ahora, que no hay que cerrarse en banda a ninguna opción, que todo es relativo y que ni todo es blanco, ni todo es negro. Yo sigo ofreciendo el pecho a los dos y los alterno cada día, aunque en ocasiones les doy un pequeño suplemento de biberón si después de la toma siguen teniendo hambre y el pecho no lo terminan de "exprimir". Y no pasa nada. Ni por dar el pecho a dúo, ni por dar un suplemento cuando hace falta. A veces me siento culpable por no tener más determinación o más paciencia, pero estoy tranquila porque sé que hago todo lo posible por ofrecer lo mejor de mí.Sé que en cuasnto crezcan un poquito más tendrán más destreza mamando y se acortarán los tiempos, así que, ¡que no cunda el pánico!

miércoles, 26 de febrero de 2014

Debate abierto: ¿la cesárea es siempre "innecesárea"?

Ahora que parece que tengo un pequeño respiro quiero abrir un pequeño debate en torno al parto, algo que ya sugerí en el artículo del nacimiento de Chip y Chop. 

Ya os conté que el ginecólogo decidió oportuno inducirlo debido a la escasez de líquido amniótico y a que yo no daba ni la más mínima señal de ponerme de parto en un espacio de tiempo prudente antes de que Chip y Chop pudieran tener algún sufrimiento en el útero. En todo momento los profesionales dieron por bueno un parto vaginal ya que Chip estaba en posición cefálica, y no sería complicado que Chop se girara una vez que estuviera fuera su hermano. Me comentaban que era mejor evitar la cesárea a toda costa por los riesgos que conlleva, la lenta recuperación de la madre, y ese largo etcétera de efectos indeseados.

Llegado el momento del parto, no tuve toda la información que hubiera querido sobre qué iba a pasar en el quirófano. Es evidente que las circunstancias se podían ir modificando en función de cómo evolucionara el parto; yo confié en todos los profesionales que allí estaban conmigo, (unas 14 personas llegué a contar, entre ginecólogos, anestesistas, neonatólogos, y no sé quién mas), y en que actuarían con la mayor de las diligencias ante cualquier posible complicación. 

Estuve completamente tumbada desde el principio, lo que dificultaba bastante los pujos. ¡Imaginaros esa clase magistral de tonificación abdominal con una enorme barriga, y dos niños en camino! Menos mal que las anestesistas me ayudaban a sujetarme la espalda en cada esfuerzo... Con Chip hubo que usar fórceps, pero en apenas 5 minutos estaba fuera. Aunque no notaba del todo las contracciones, ayudándome del monitor y de las instrucciones de los médicos, tuve un cierto control sobre los pujos y notaba perfectamente el esfuerzo que estaba haciendo. 

Samuel Kristeller, el señor que describió la maniobra en 1867
Lo complicado llegaba ahora, con Chop, en la parte superior del útero y en posición transversa. Realmente no sé qué pautas se deben seguir en estos casos, pero el equipo médico optó por presionar mi barriga desde fuera con los brazos, apretando de forma dura y constante hacia abajo mientras el otro ginecólogo intentaba coger a la niña por dentro y "arrastrarla" hacia la salida. Fueron 25 minutos de empujones, tensión, dolor (la epidural no anestesia costillas, estómago y demás), y agotamiento. Supongo que se trataba de la famosa pero nada popular "Maniobra de Kristeller", esa de la que tan mal nos han hablado siempre, desaconsejada por la OMS por los elevados riesgos de producir lesiones en la madre (desprendimiento del útero, rotura de costillas, etc.), e incluso en el bebé. En esos momentos no sabes qué pasa, no te informan, están concentrados y yo solo decía que por favor no me empujaran más la tripa. 

La cuestión es, ¿hubiera sido mejor una cesárea llegado este momento? ¿Era necesario sufrir estas maniobras con tal de evitar una cirugía? ¿Estaba realmente justificada a pesar de los riesgos? Sinceramente, no lo sé. Quiero creer que el equipo sabía plenamente lo que hacía, que en esos momentos evaluaron los pros y contras de cada acción y optaron por la "menos insegura" de las dos. Lo cierto es que mi recuperación ha sido excelente; han pasado 15 días y estoy prácticamente al 100%, no sé qué hubiera pasado si se hubiera optado por una cesárea. 

Evidentemente, estas maniobras no se reflejan en el parte médico que me dieron. ¿Porque no quieren que aparezca? ¿Porque no fue "un kristeller" como tal? ¿Porque no es relevante esta información? En su momento confié plenamente en el equipo médico y por suerte todo fue muy bien, pero ahora echando la vista atrás me pregunto si el parto podría haber sido mejorado de alguna manera, o este fue el mejor de los partos posibles. Lo cierto es que estamos todos en casa perfectamente y supongo que es en lo que debería centrarme.

martes, 25 de febrero de 2014

Mi mejor aliada: la paciencia

¡Aquí estamos de nuevo! Tengo tantas cosas que contar que no sé ni por dónde continuar. Prometí que escribiría un post sobre la parte emocional del parto, pero para eso necesito algo más de cinco minutos y un poquito de tranquilidad, pero todo llegará. 

Apenas llevamos 15 días juntos y ya tengo un sinfín de experiencias que compartir. ¡Parece que hubiera pasado un año! Si sus aprendizajes son rápidos, el mío ni os cuento. 

(Nota: Chip y Chop  tienen un sexto sentido para detectar cuándo tengo cinco minutos libres y que uso para ir al baño, comer algo, ponerme al ordenador o simplemente descansar... y arrancan a llorar sin motivo aparente, aunque acaben de comer, estén recién cambiados y bañados... Notan, claramente, que no  estoy 100% pendiente de ellos). 

A lo que iba, quisiera hablaros de cómo llevo la lactancia, de qué tal el postparto, las noches, las ayudas, papeleos... Pero antes de todo eso quisiera hablaros de mi gran aliada: la paciencia. Paciencia para interpretar los llantos, para gestionar mis emocionales hormonas, para no desesperar ante la inexperiencia y la soledad con dos recién llegados, paciencia para entender los cambios que experimenta mi cuerpo, para organizarme sin perder un rumbo, paciencia para comprender a mi pareja, para no preocuparme en exceso por las visitas médicas, paciencia para saber que todo llega, que todo se soluciona, que los problemas son solo lo importantes que queramos hacerlos, paciencia para esperar dormir alguna noche del tirón, para sonreír aún no habiendo dormido en días, para no perder los nervios en un concierto de llantos al unísono...Porque perder la paciencia es perder la batalla, ahora debo ser fuerte para gestionar este gran cambio que aún no termino de comprender. 

Y la paciencia también es imprescindible para no agobiarse ante algunas cuestiones médicas del pequeño Chip. Carlos era el que estaba en cefálica y en primera línea de salida, lo que le ha llevado a estar 9 meses semi oblicuo; si a esto sumamos el uso de los fórceps en el parto, el resultado es una tortícolis congénita y una rotura de fibras del esternocleidomastoideo derecho, que le impide tener la cabecita del todo derecha. El pronóstico es bueno, nos dicen que el hematoma se reabsorberá solo, y con un poco de rehabilitación el cuello tomará su buen rumbo. Además, el pobre tiene un poquito de frenillo en la lengua que le hace algo difícil el agarre al pecho, aunque lo consigue la mayoría de las veces y, cuando falla, una pezonera está siendo la mejor de las soluciones. 

Es curioso cómo cambia el centro de atención en poco tiempo: hace apenas unos días hablaba de mí, del embarazo y de mis cosas, y ahora todo lo que pienso (casi todo) gira en torno a lo que estos duendecillos van desarrollando cada día, desde una pequeña cuestión médica hasta un simple reflejo de sonrisa que te hace derretirte casi al momento. Sí... Sin duda este es el principio del Gran Cambio, aunque aún no sea del todo consciente de ello.

sábado, 15 de febrero de 2014

Y llegó el Gran Cambio

Ya están aquí. Carlos y Nayra, Chip y Chop ya están en casa, haciendo de las suyas y demostrando todo lo que son capaces de hacer, jeje. Como os podréis figurar, el tiempo da para más bien nada, y prometí que os contaría cómo ha sido la experiencia del parto. Aviso a navegantes: puede resultar algo impresionante por lo que, si eres muy sensible, a lo mejor prefieres obviar seguir leyendo el resto.

 Chip y Chop llegaron el 8 de febrero de madrugada con 38+5 de gestación tras un parto complicado y que, analizándolo ahora con algo de distancia, fue más duro de lo que pensaba que sería y que me pintaron en su momento. Tras una consulta de rutina, el ginecólogo consideró importante la inducción al día siguiente, ya que mi cuello del útero aún no estaba lo suficientemente acortado y a los niños les quedaba poco líquido amniótico. Obviaré los detalles sobre el hospital para un próximo post, ya que merece atención aparte.
Chip a la izquierda, y Chop a la derecha
Me ingresaron para colocarme unas tiras de prostaglandinas, lo que muchas conoceréis como "el tampax", para conseguir un ablandamiento del cuello y así después poder ponerme oxitocina y comenzar el parto tras 24 horas.Esas horas fueron realmente largas y desesperantes. Llegó el momento de la oxitocina y quedarse inmovilizada en una cama con los goteros y los dichosos monitores. ¡Qué manía le he cogido a los monitores, oye! en apenas unas horas llegaban las contracciones y el cuerpo me pedía caminar, agacharme, ¡moverme! pero nada, tenía que estar en la cama sí o sí. Con casi 5 cm pedí la bendita epidural que actuó inmediatamente haciendo mucho más llevadera la espera. Cada hora entraba gente en el paritorio a controlar tensión, goteros, temperatura, dilatación... Y llegaron las 21:30, tras dos días en cama sin moverme y sin dormir, y con 9 cm ya dilatados. ¡Qué poco quedaba! Pero Chip no bajaba al canal del parto y no se encajaba, por lo que me sugirieron ir ensayando los pujos mientras llegaba el último centímetro, o cesárea. Y allí comencé a pujar. Las 00:30, yo seguía pujando en cada contracción que cada vez era más intensa, hasta que el equipo médico me dijo que ya estaba preparada. ¡Vamos al quirófano!

Momento quirófano

A mi marido le dijeron que esperara y enseguida vendrían a por él. Mientras, ya en el quirófano, más monitores, y un sinfín de gente con mascarillas que entraba y salía, se presentaban, me pinchaban "cosas", y... ¡oh, sorpresa! Chip se había girado mirando hacia arriba y traía una vuelta de cordón. Los ginecólogos pensaban soluciones, pero nada, ¡a pujar! Lo giraron con fórceps, y en 4 ó 5 pujos estaba fuera, con 2.634 g y 48 cm. Es curioso, pero hasta en estos momentos críticos tuve sentido del humor y hasta me permitía ciertas bromas. Quien bien me conoce sabe que es mi peculiar forma de soltar adrenalina y aguantar el dolor... El dolor porque el gotero se atascó y no pasaba bien ni la epidural ni la oxitocina para seguir provocando las contracciones y traer al mundo a Chop, por lo que todo el mundo se agilizó para ponerme otra vía y enganchar los goteros por otro lado, subiendo las dosis al máximo.

 Y llegó el turno de Chop, en la parte de arriba del útero. ¿Y cómo la bajamos hasta el canal del parto? ¡Empujando desde fuera y tirando de ella por dentro! ¿Maniobra de Kristeller? De esto hablaré en otro post. "Son los pies... no, tengo las manos... espera... ¡ya!"... Exactamente igual que los reportajes de veterinarios cuando ponen un parto de un ternero. 25 minutos de empujones sobre mi barriga, manipulación interna, espátulas... Y el cuello del útero cerrándose. Vamos, como Indiana Jones cuando le persigue la bola de piedra al salir del Templo Maldito. O salía, o salía. Y así fue... No había marcha atrás ni, no sé por qué, otra opción menos sufrida, peligrosa y dolorosa. Hasta que salió Chop, con sus 2.650 g y 50 cm. 

Ya estaban aquí, y a mi marido nunca le fueron a buscar. El momento de verlos no me emocionó como esperaba, sino que me derrumbé de agotamiento. Comencé a delirar, y aún quedaba sacar las placentas. ¡El próximo que me apriete la barriga se las tendrá que ver conmigo!  En ese momento, tras una hora de incertidumbre, llegó mi marido, y fue cuando le vi cuando comencé a llorar sin parar, ajena a todo, en otro mundo, una burbuja de silencio. Mientras veía a esos "hombres y mujeres de verde" pincharme de todo y oía "el útero se deshace" (no se contraía)... Nuevo subidón de oxitocina, y asunto resuelto. Ya me podía ir a la habitación con Chip y Chop en mis brazos, exhausta, confundida, más agotada que emocionada, viviendo más en un sueño extraño que en la realidad.

Tengo muchas cosas que contaros, detalles, sensaciones... Pero el tiempo es más que oro ahora, y poco a poco iré retomando el rumbo de este blog para seguir compartiendo experiencias.

Gracias a todos los que nos habéis estado apoyando, y pendientes a cada momento de lo que estaba pasando. Ahora, a disfrutar de la recompensa.

martes, 4 de febrero de 2014

Ya vienen los Reyes

Semana 38 + 2. Ya vienen los Reyes, y espero que con el aguinaldo, jaja. Tras la revisión de esta mañana, todo el panorama emocional y racional que tenía estructurado se ha desvanecido como por arte de magia. 

Resulta que la longitud del cuello del útero aún es muy buena (29 mm), pero Chip y Chop comienzan a tener escaso líquido amniótico, por lo que el ginecólogo considera un riesgo importante esperar a que el cuello se borre solo, ya que antes de que eso sucediera los peques comenzarían a sufrir. Así que han considerado que es de menor riesgo inducir el parto ya a estas alturas. Los pesos no son malos, aunque yo esperaba que fueran algo más gorditos llegados a este punto (ambos tienen 2.700g). 

Es extraño. En general te imaginas ese momento de romper aguas, de llamar a tu marido, coger la bolsa, ir al hospital... Y en apenas 5 minutos todo eso desaparece. Mañana a primerísima hora estaré en el hospital con un volante de ingreso para que comiencen a administrarme "sustancias" que ayuden a mi cuerpo a ponerse de parto por lo que, si todo sale según lo previsto, Chip y Chop estarán entre nosotros entre mañana por la noche y el jueves. Se intentará por vía vaginal porque Chop está en cefálica, y eso da un margen importante. Y me pregunto, ya que el embarazo ha sido tan bueno, por qué mi cuerpo no reacciona solo y a tiempo para que todo termine tan bien y espontáneo como empezó. Es evidente que en estos casos hay que confiar en los profesionales, pero siempre te queda ese resquicio de duda de si es lo correcto, de si compensa asumir ciertos riesgos en pro de un supuesto bienestar para madre e hijos. Te dan una hoja para que conozcas las posibles complicaciones, te informan de cómo será el proceso... Honestamente, no me he preparado para este supuesto. Ni para otros posibles... ¡No se puede abarcar todo ni pensar en todo! Una va pensando y aprendiendo de su día a día, guiándose por cada informe, por cada ecografía, por cada visita... Y entonces es cuando de verdad comprendes que cada mujer y cada embarazo son únicos. Y cada parto, también. A la consulta la llaman de "Alto Riesgo", y les he dicho que lo ideal sería llamarlas "Consultas de Alta Incógnita", pues nunca saben qué puede pasar, y ni siquiera las estadísticas ayudan. Tú eres tú, y el resto no te afecta. 

Ahora me siento en una nube. No sé qué debería hacer esta "última tarde". ¿Recoger mejor la casa? ¿Descansar? ¿Un baño caliente? ¿Repasar la bolsa? Ayer se me ocurrió ir a cortarme el pelo, y ahora no estoy satisfecha con el resultado y me veo como un espantapájaros que mañana comenzará a recibir visitas indiscriminadamente y a hacerse fotos de todo el proceso para informar de cada detalle a la familia que está tan lejos.

Así que este es el principio del final del nuevo principio. Dejaré de ser premamá, para ser súper mamá, multimamá o mamá, a secas. Y suerte que cuento con el prepapá. Para mí, el mejor del mundo.

Intentaré pasarme por aquí lo antes posible para informaros de cómo ha ido todo, de las impresiones, de los detalles... Quién sabe si puede resultar de ayuda a otras premamás que estén en situaciones similares.

jueves, 30 de enero de 2014

Multimadre y multitarea. Trabajo y embarazo (II)

Uno de los primeros artículos que escribí en el blog fue acerca del trabajo estando embarazada, "Estoy embarazada, no enferma", ya que es un tema que me afecta bastante porque mi ya ex empresa decidió no renovarme mi contrato expresamente "por estar embarazada", alegando que no estaban dispuestos a asumir las complicaciones que se derivaran de esta situación.

El caso es que tras determinadas prácticas en los contratos temporales que venía acarreando terminaron en solo 2 meses de paro, ninguna opción a subsidio por desempleo ni, encima, prestación por maternidad (ya que esta solo se concede a las madres que trabajan o cobran algún tipo de subsidio. Al resto, si cobras cero te ayudan cero). 

Por fortuna, en estos meses de embarazo he estado perfectamente, con plena capacidad para trabajar y estar al pie del cañón de forma normal por lo que seguí mi búsqueda activa de empleo como si tal cosa. Conseguí dos entrevistas, que en estos tiempos y encima con barriga, es toda una proeza. Independientemente de la decisión que tomen estas empresas, creo que haber tenido estas oportunidades es del todo positivo. 

Foto de www.aprendeconalas.com
Hasta hace poco pensaba en trabajo y embarazo; pero ahora el asunto cambia, ahora pienso en trabajo y crianza, familia. He leído a muchas multimadres hablando de este asunto y lo estresante que supone compaginar vida familiar y laboral teniendo múltiples. La mayoría de las recomendaciones que recibo son "dedícate a tu familia que ya tendrás tiempo de trabajar". Pero, ¿y qué pasa con la economía doméstica? Yo estoy, o estaba, ya no lo sé, decidida a ponerme a trabajar en cuanto pudiera, aunque tuviera que cederle mi baja a mi marido, todo por conseguir una estabilidad que nos permita salir adelante sin que el resto de familiares estén pendientes y preocupados por nuestras necesidades.  

Y ahora la pregunta es, si surge esa oportunidad, ¿merecerá la pena dejar la crianza exclusiva de Chip y Chop por trabajo y un bienestar económico? O ¿podríamos organizarnos solo con el sueldo de mi marido e invertir mi tiempo en los niños? Ana, de Cuando Pares a Pares hablaba recientemente de algo similar en el blog, y eso me hizo pensar aún más en el asunto.

Me parece un tema bastante complicado y que no deja de rondarme la cabeza, ya que ambos caminos son igual de importantes en esta situación. Lo que no quiero es arrepentirme de la decisión que tome: si trabajo porque dejé de lado mi casa, si no lo hago porque nos hace falta un impulso económico; si trabajo porque quise abarcar demasiado, si no trabajo porque me aislé en casa y quedé "fuera" de mercado; si...

En definitiva, vamos a ir viendo cómo se desarrollan las cosas y tomaremos las decisiones en función de lo que nos vayamos encontrando. De momento, vamos a por el próximo objetivo: tener entre nosotros a Chip y Chop.