miércoles, 5 de marzo de 2014

Las 5 claves del fracaso en la lactancia materna múltiple (o no)

Siempre hablamos de las claves para conseguir tal o cual cosa, los consejos que debemos seguir y las pautas que nos ayudarán a triunfar y a conseguir un objetivo concreto. En este caso, yo quiero darle un poco la vuelta a la tortilla y abandonar mi natural visión positiva de la vida para hablar de los aspectos que harán fracasar una lactancia materna con múltiples.

1. Falta de información: creo que en esto coincidiremos muchas madres. A pesar de estar concienciada y haber hecho un máster durante el embarazo para saber cómo instaurar la lactancia materna en múltiples, siempre te faltará algo que saber y la gracia está en aplicar luego la teoría a la práctica. Y para esto influye el punto número 2. No obstante, no cejo en mi empeño.

2. Motivación. La teoría es perfecta, la sabes de memoria, parece que funciona pero... ¡tus hijos no la conocen! A pesar de seguir las instrucciones y añadir una pizquita de tu instinto (no todo es matemática), a cada uno de tus hijos les puede suceder cualquier cosa. En mi caso, Carlos tiene el problemita de la tortícolis congénita que le dificulta girar bien la cabeza y aguantar en "formación" durante toda la toma, por lo que se cansa antes que su hermana y se desespera al no poder comer lo que quisiera. Dar a los dos al tiempo está genial, si ambos se quedaran bien enganchados, y de momento es complicado porque son muy pequeñitos. No obstante, no cejo en mi empeño.


3. Paciencia. Intrínsecamente unida al punto 2, y al amor. Puedes estar muy motivada, tener las ideas muy claras, pero armarse de paciencia cada vez que toca comer a dos bebés es un gran reto. Al principio es fácil, pero el cansancio, los llantos de hambre desesperada mientras les ayudas a engancharse y que no se suelten, y los dolores de espalda, entre otros, van haciendo mella y la paciencia se va mermando. ¿Cuánto tiempo lograré seguir con la lactancia? El que pueda. No obstante, no cejo en mi empeño. 

4. El entorno. Tremendo punto este. El bombardeo de pros y contras al que una se ve sometida por varios flancos es increíble. Por un lado sabes que lo mejor para tus hijos es que tomen leche materna, pero es absolutamente imprescindible que te comprendan y respeten tus decisiones, sean las que sean. Recibes "presiones" de los profesionales por no abandonar la lactancia aunque pases las 24 h sin moverte ni para hacer pis, pero uno de los niños coge menos peso del previsto y te sugieren un suplemento de biberón. Te sientes culpable por no "saber" darle de mamar correctamente, pero no depende exclusivamente de ti. Le ayudas con el biberón, pero se va acostumbrando a no esforzarse para comer y el pecho se va quedando atrás, mientras que el otro sigue con su alimentación exclusiva tan ricamente. ¿Uno sí, y otro no? No quiero. Pero ves que el niño llora y se desespera, no puedes atender correctamente a la hermana, y con el biberón se calma. Tu entorno te dice que es mejor así, que de esa forma puedes acortar las tomas porque cada uno se encarga de un niño, y te animan a que te saques leche. Es decir, quieren que ahorres tiempo, que descanses, pero te ponen a sacarte leche después de dar la toma. ¿En qué quedamos? ¡Que la tome directamente del pecho! Te sientes confusa, cansada, y se te acaba la paciencia con tanta información contradictoria. Y las famosas frases de "qué agobio verte...", "con un biberón se soluciona"... Bueno, que se agobien ellos, ¿no? Pues no obstante, no cejo en mi empeño y sigo dando de mamar a ambos... hasta donde puedo.

ACTUALIZACIÓN - me olvidé del punto 5, precisamente por falta de él :o)

5. El tiempo. Todo el mundo me decía que cuando tuviera hijos todo cambiaría en horarios, y he de decir que de forma algo soberbia pensaba que no podía ser tan difícil. Y sí lo es. La clave no está en "tener tiempo" para dar de mamar, sino en comprender y asumir que el tiempo ya no será igual, que tu concepto del tiempo será radicalmente diferente y pasará de agobiarte a importarte más bien poco. En mi caso ya no concibo igual, por ejemplo, dos minutos. Dos simples minutos pueden parecer poco a simple vista, pero con Chip y Chop por casa dos minutos pueden ser eternos y darte tiempo a hacer mil cosas, ya que pones el modo "speed" para resolver lo antes posible antes del próximo llanto. Y para dar de mamar a dos pequeñajos que están aprendiendo a vivir necesitas tiempo, el que sea, todo el del mundo o el que estés dispuesta a ofrecerles.

Conclusión: que la lactancia, exclusiva o no, es un hecho romántico pero muy dura, aunque compensa verlos crecer sabiendo que les estás dando lo mejor, lo que más necesitan ahora, que no hay que cerrarse en banda a ninguna opción, que todo es relativo y que ni todo es blanco, ni todo es negro. Yo sigo ofreciendo el pecho a los dos y los alterno cada día, aunque en ocasiones les doy un pequeño suplemento de biberón si después de la toma siguen teniendo hambre y el pecho no lo terminan de "exprimir". Y no pasa nada. Ni por dar el pecho a dúo, ni por dar un suplemento cuando hace falta. A veces me siento culpable por no tener más determinación o más paciencia, pero estoy tranquila porque sé que hago todo lo posible por ofrecer lo mejor de mí.Sé que en cuasnto crezcan un poquito más tendrán más destreza mamando y se acortarán los tiempos, así que, ¡que no cunda el pánico!

2 comentarios:

  1. Hola Belén:
    Me ha encantado leer tu entrada, escrita en medio de la tempestad. Ahora mismo voy a actualizad mi entrada hablando de por qué fracasó mi lactancia poniendo un link a este post, es buenísimo y muy práctico!
    Sólo puedo decirte, como bien repites a lo largo del post, que no cejes en tu empeño. Y no te sientas culpable el día que no puedas más. Quizás ese momento no llegue. Pero si llega, todo lo que les has dado es mejor que nada, y en cualquier caso es mucho muchísimo!
    Un beso y ánimo, super mami

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  2. Yo quiero intentar darle el pecho a mis mellizos, pero si me veo demasiado agobiada o presionada no dudaré en ayudarles con el biberón, también es importante disfrutarlos.
    Con mi hija fue agobiante pero aguanté hasta que me puse a trabajar, así que con mis mellizos lo volveré a intentar.
    Ya os contaré, besos desde Valencia

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