jueves, 30 de enero de 2014

Multimadre y multitarea. Trabajo y embarazo (II)

Uno de los primeros artículos que escribí en el blog fue acerca del trabajo estando embarazada, "Estoy embarazada, no enferma", ya que es un tema que me afecta bastante porque mi ya ex empresa decidió no renovarme mi contrato expresamente "por estar embarazada", alegando que no estaban dispuestos a asumir las complicaciones que se derivaran de esta situación.

El caso es que tras determinadas prácticas en los contratos temporales que venía acarreando terminaron en solo 2 meses de paro, ninguna opción a subsidio por desempleo ni, encima, prestación por maternidad (ya que esta solo se concede a las madres que trabajan o cobran algún tipo de subsidio. Al resto, si cobras cero te ayudan cero). 

Por fortuna, en estos meses de embarazo he estado perfectamente, con plena capacidad para trabajar y estar al pie del cañón de forma normal por lo que seguí mi búsqueda activa de empleo como si tal cosa. Conseguí dos entrevistas, que en estos tiempos y encima con barriga, es toda una proeza. Independientemente de la decisión que tomen estas empresas, creo que haber tenido estas oportunidades es del todo positivo. 

Foto de www.aprendeconalas.com
Hasta hace poco pensaba en trabajo y embarazo; pero ahora el asunto cambia, ahora pienso en trabajo y crianza, familia. He leído a muchas multimadres hablando de este asunto y lo estresante que supone compaginar vida familiar y laboral teniendo múltiples. La mayoría de las recomendaciones que recibo son "dedícate a tu familia que ya tendrás tiempo de trabajar". Pero, ¿y qué pasa con la economía doméstica? Yo estoy, o estaba, ya no lo sé, decidida a ponerme a trabajar en cuanto pudiera, aunque tuviera que cederle mi baja a mi marido, todo por conseguir una estabilidad que nos permita salir adelante sin que el resto de familiares estén pendientes y preocupados por nuestras necesidades.  

Y ahora la pregunta es, si surge esa oportunidad, ¿merecerá la pena dejar la crianza exclusiva de Chip y Chop por trabajo y un bienestar económico? O ¿podríamos organizarnos solo con el sueldo de mi marido e invertir mi tiempo en los niños? Ana, de Cuando Pares a Pares hablaba recientemente de algo similar en el blog, y eso me hizo pensar aún más en el asunto.

Me parece un tema bastante complicado y que no deja de rondarme la cabeza, ya que ambos caminos son igual de importantes en esta situación. Lo que no quiero es arrepentirme de la decisión que tome: si trabajo porque dejé de lado mi casa, si no lo hago porque nos hace falta un impulso económico; si trabajo porque quise abarcar demasiado, si no trabajo porque me aislé en casa y quedé "fuera" de mercado; si...

En definitiva, vamos a ir viendo cómo se desarrollan las cosas y tomaremos las decisiones en función de lo que nos vayamos encontrando. De momento, vamos a por el próximo objetivo: tener entre nosotros a Chip y Chop.

sábado, 25 de enero de 2014

La conjura de las hormonas o el Síndrome de Homer Simpson

37 semanas. ¡Que no queda nada ya! Bueno, hasta que Chip y Chop decidan, pero no será mucho más. En la última visita al nuevo médico nos dijeron que eso de programar cesárea, de momento nada de nada, que vamos a dejar a la Naturaleza que haga su trabajo, que todo está perfectamente en orden. Bien, dejémosla hacer, pues. 

A lo largo (y ancho) de todo el embarazo apenas he tenido síntomas evidentes del proceso, como ya os he comentado en alguna ocasión. Parecía más algo casual y circunstancial que una compleja trayectoria de mi cuerpo generando dos nuevas vidas en su interior. JA. Hasta hace cosa de un par de semanas en las que parece que todo ha dado un giro vertiginoso y hasta simpático, podría decir. Aparte de una retención de líquidos casi súbita que me tiene los tobillos desdibujados y las manos dormidas y me provoca dolores y risas a partes iguales, o que mi estómago parezca  un temible volcán de los ácidos, nada parecía indicar que las hormonas, las dichosas hormonas, estuvieran haciendo verderos estragos. 

Y cuando me refiero a verdaderos estragos me refiero a nivel intelectual. De pronto he empezado a notar que me cuesta horrores concentrarme en una tarea concreta de determinada complejidad (no mucha, la verdad): leer, hacer la comida, recordar la lista de la compra o lo que tenía previsto hacer para esta tarde o mañana, e incluso a veces encontrar la palabra precisa en una conversación. El prepapá J fue quien me lo dijo primero, el otro día una amiga... pero yo ya me había dado cuenta de esta especie de Síndrome de Homer Simpson que consulté con el médico, a lo que me respondió entre risitas lo típico de "eso es cosa de las hormonas, que hacen que tus esfuerzos se centren ahora en el descanso y en prepararte para el Gran Cambio". 

Otras embarazadas me comentan que se sienten torpes físicamente, que se les caen cosas, que están despistadas... Me siento algo más comprendida cuando comparto esta sensación, porque empezaba a preocuparme. Me alegra saber que es pasajero y la verdad es que me río bastante cuando me veo en alguna situación de "espesura mental". Así que nada, que no cunda el pánico, que en breve volveré a estar lúcida y preparada para la gran batalla. Yo, de momento, a descansar todo lo que pueda y a disfrutar del silencio cuando quiera.

viernes, 17 de enero de 2014

Una cuenta atrás y un mar de dudas

35+5 semanas. Vamos, que estamos ya en la cuenta atrás. Chip y Chop se encuentran muy agustito dentro de la barriga y, de momento, según el médico no tienen intención de venir a este mundo en breve, por lo que lo más probable es que me tengan que programar el parto si en 15 días no lo han hecho solitos. 

Están cogiendo peso por igual, 2.400 g ya cada uno, que no es moco de pavo siendo dos compartiendo el mismo espacio. A estas alturas me pregunto dónde queda mi estómago, o los pulmones, qué hay del hígado o la vejiga. Ni idea, pero admito que me encantaría verme por dentro. O no. No lo sé.

El asunto es que a estas alturas todo se me hace lento y pesado, es ahora cuando empiezo a notar ciertas molestias y dolores que hasta ahora no eran más que "leyendas", y me parece que 15 días son una eternidad. Yo hago el símil con un examen: he estudiado bastante y de todas las materias (cesáreas, partos vaginales, lactancia, recuperación posparto, trucos de sueño, enfermedades...), pero cuando se acerca la fecha ya no estás seguro de si has repasado correctamente, de si te sabrás las preguntas que te caerán, o te quedarás en blanco. Y dudas de todo, sobre todo de tu capacidad para tomar decisiones.

Foto extraida del blog de Arancha Merino
Dudo de si hemos elegido correctamente el hospital, de los médicos que me atenderán, de los consejos que nos dan, de si tengo la ropa necesaria para Chip y Chop, de si pasarán frío, de si la cuna está bien hecha, de si estoy comiendo bien, de si descanso lo que debo o es demasiado o es poco, de si me saldrán estrías a estas alturas (tengo la piel impecable, por fortuna), de cómo responderé ante la casi segurísima cesárea, de si emocionalmente sabré gestionar todo lo que vaya sucediendo, de si quiero estar sola o acompañada, de si nuestras decisiones podrían ofender a otros... ¡Todo son dudas! Mi parte más racional todos los días me da las típicas palmaditas en la espalda diciéndome que siga tranquila, que todo se gestionará llegado el momento, que no me adelante a las circunstancias, que todo llega y todo pasa.

Si hay algo que tengo claro es que necesito paz, calma, vivir estos momentos con el prepapá, con esa complicidad de "la que se avecina", y que el resto espere. Entiendo las ganas de todo el mundo por ver a Chip y Chop, ¡será el acontecimiento del año!, pero me siento abrumada con tanto deseo inmediato de estar ahí en el primer momento, que ni siquiera nosotros sabremos cuándo será, si hoy, mañana, o dentro de 15 días. Quizá solo necesitamos un poquito de escucha, complicidad y comprensión y, aunque suene egoísta, ser los únicos protagonistas de este irrepetible momento (¡que nadie se ofenda!).

Así que aquí vamos remando en el día a día, solo esperando que todo salga bien y que todos estemos felices y contentos ante la llegada revolucionaria de los nuevos habitantes de la familia.

viernes, 10 de enero de 2014

Regalitos, regalitos

Cuando un bebé viene al mundo, los amigos y familiares se deshacen en regalos y detalles con el/los pequeños, y es de agradecer pues te ayudan a resolver muchas cuestiones de tiempo y organización. 
Yo soy partidaria del regalo útil, que ayude a los padres y que le sirva a los hijos. 

El prepapá y yo estamos teniendo mucha suerte en este sentido, ya que los amigos que ya tienen hijos mayores nos han cedido muchas cosas para Chip y Chop, y la familia ha colaborado con el resto; de hecho, son tantas cosas que estamos abrumados porque hay objetos que ni sabemos que podían hacer falta. Desde aquí quiero darles las gracias públicamente porque nos están facilitando la vida muchísimo. Me parece de una gran generosidad el esfuerzo que han realizado organizando con tanto cariño cada detalle para que no nos falte nada y poder dar una segunda vida a todo eso que está nuevo y que de otra forma acabaría en la basura, probablemente, o acumulando polvo en un trastero. Tanta ropa hasta un año, cunas, minicunas, tronas, bañera, aparatos varios, mantas, sábanas, parque... No tenemos palabras para demostrarles a todos nuestro más sincero agradecimiento.
Por otro lado, están los regalos que quedan por venir. Ya que estos amigos nos han facilitado tanto la vida, nos quedamos sin "recursos" para otros amigos y familiares que quieren aportar algo y que, afortunadamente, te preguntan qué te puede venir bien para no caer en el típico regalo de cortesía que luego no servirá de nada. Y es que no tenemos ni la más remota idea de qué más nos puede hacer falta, ya que creo que tenemos el pack completo y, además, es algo para dos, y me parece un abuso andar pidiendo nada. Yo medio bromeo con la historia de los pañales aunque, por lo que me cuentan otros padres, no es ninguna tontería acumular unos cuantos cientos de ellos, jeje. 

Supongo que lo más sensato es pensar a medio-largo plazo, en cosas a partir de 6-9 meses pero, como digo, ahora no sabemos qué puede ser útil para esas fechas. Así que si alguien con experiencia nos quiere echar una mano, será muy bienvenida.

Mientras tanto, vamos organizando las cositas que tenemos y el día a día ya se verá, ¡más pronto que tarde! 

martes, 7 de enero de 2014

La odisea del sencillo pijama

34 semanas. Bueno, pues hasta aquí hemos llegado. Debo ser un bicho verde, pero a mí todo esto de la moda premamá, la ropa especial lactancia y toda la parafernalia que hay montada en torno a las embarazadas me parece una broma. 

Respeto profundamente las tendencias y gustos de cada cuál pero, sinceramente, yo estoy harta, y por muchos motivos. Pero el principal es que creo que se aprovechan de nuestro estado para meternos a la fuerza productos innecesarios y carísimos que luego apenas usaremos o que no son del todo útiles. 

Supongo que no es lo mismo estar en casa que trabajando ya que, en el segundo caso, necesitaríamos algo más de "fondo de armario" para ir a la oficina o donde toque; pero si nuestra vida social/laboral no es muy exigente, creo que con tres o cuatro prendas básicas te puedes apañar y no necesariamente dejándote un pastón en artículos que puede que o no vuelvas a usar, o que pasen años hasta que lo hagas de nuevo. 

Digo esto porque estoy buscando un sencillo pijama cuya parte de arriba sea de botones para facilitar la lactancia cuando vengan Chip y Chop. Simplemente un pijama con botones. Calentito. No quiero camisones de lacitos, ni pantalones de satén, ni de pantalón corto... ¿es mucho pedir? Un sencillo pijama de invierno. Ya está. Pues no hay forma de encontrarlo. Yo, personalmente, no vivo en un hotel con calefacción a 25º de forma constante, por lo que ponerme en enero un pijama de raso, de tirantes y pantalón corto me parece un poco fuera de lugar. Bueno, pues van y los venden como de "temporada".  O me he vuelto loca yo o se han vuelto locos los demás. O algo mejor: la mayoría de las embarazadas viven siempre en verano. Va a ser eso. No hay embarazadas en invierno. O nunca tienen frío.

Muy mona ella, pero pasará frío, seguro
Una vez que he desistido de buscar el pijamita de turno en tiendas "normales", he decidio mirar en tiendas especializadas en premamás... Y he ido a peor. ¿Qué precios son esos? ¿Por qué no hay rebajas en la ropa de embarazadas? ¿Alguien ve normal que un "sencillo pijama" valga como mínimo 49 €, solo por ser para premamás? ¿Por qué siguen siendo prendas de tirantes y tipo "entretiempo", o cortas, o de tejidos finiiiiitos? Seguiré la búsqueda del sencillo pijama y, si lo encuentro, ya os avisaré.

Con todo esto no quiero decir que una embarazada no pueda ir a la moda y gastarse el dinero que quiera en distintos modelos, simplemente creo que deberíamos usar un poco más la cabeza y no dejarnos llevar por tanto consumismo. Hay opciones prácticas y combinables que no precisan de un nuevo armario en casa y que te harán sentirte muy guapa y estupenda, y tu bolsillo lo agradecerá, seguro.